La costa del granito rosa bien merece un paseo. Trayecto llano, cómodo, siempre viendo el mar y las caprichosas formas que creado con un granito que más que rosa parece marrón. En el camino se pasa por una de las pocas iglesias dedicadas al diablo .¡Cerrada a cal y canto como si se tuviese miedo a que se escapase uno más de los ya habitan entre nosotros!.
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