jueves, 31 de diciembre de 2020

Música Barroca (35): Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Le Devin du Village (intermède, 1752)

Jean Jacques Rousseau es muy conocido en su faceta de filósofo (algunas de sus ideas siguen vigentes en la actualidad, para bien o para mal) y como adalid del  "buen salvaje" y de la inocencia perdida pero, probablemente, es menos popular en su faceta de músico, a pesar de que algunas de sus obras son interesantes muestras de música barroca (no realizada por los genios que todos conocemos).
Valga esta entrada como reconocimiento de sus habilidades musicales que, además, con bastante seguridad, influyeron en su particular y sentimental visión de la realidad. 

En cualquier caso, no podemos negar que si Rousseau tuvo un gran impacto entre sus coetáneos y entre pensadores posteriores de diferentes escuelas y líneas de pensamiento, fue por el atrevimiento ideológico de algunos de sus planteamientos sociales y políticos, más que por su amor y dedicación a la música. 
Arnold Hauser, con su habitual sagacidad crítica, realizaba algunas puntualizaciones muy interesantes respecto a la figura del escritor, sobre su pensamiento y su influencia en su Historia social de la literatura y el arte, T. II.:

"La verdadera originalidad de Rousseau consiste en su tesis, monstruosa para el humanismo de la Ilustración, de que el hombre civilizado es un fenómeno de degeneración, de que toda la historia de la civilización es una traición al destino original de la humanidad, y de que también la doctrina fundamental de la Ilustración, la fe en el progreso, demuestra, en una consideración más detallada ser una superstición".
 Esta tesis de Rousseau, como se pueden imaginar, colocaron al autor en una situación digamos que poco airosa y cuestionada ante el resto de los pensadores ilustrados que lo vieron como un subversivo radical y contrario a la nueva religión del progreso constante..

Hauser continua señalando que "el peligro de su enseñanza, sin embargo, consistía en que, en su actitud decidida en favor de la vida y contra la historia, con su fuga al estado de la naturaleza, que no era otra cosa que un salto a lo desconocido, preparaba el camino a aquella nebulosa "filosofía de la vida" que, desesperada por la aparente impotencia del pensamiento racional, empujaba al suicidio de la razón". 

Con Rousseau irrumpió en la literatura el subjetivismo desatado que acabaría triunfando en el romanticismo posterior y que, en su versión desmelenada, vulgar e invasiva, alimenta los populismos actuales, en los que hay una inconcebible abundancia de vísceras y, lamentablemente, gran escasez cerebro.

Para finalizar, señalar tanto Hauser como también otros historiadores contrapusieron a Rousseau con un pensador en muchos sentidos más ácido y cerebral que él, Voltaire (en principio, menos prisionero de su sentimentalismo que Rousseau):
 "El naturalismo de Rousseau significa la negación de todo lo que formaba para Voltaire la quintaesencia de la cultura, sobre todo de las limitaciones del subjetivismo todavía compatible con las reglas de la decencia y el propio decoro. Antes de Rousseau, excepto en ciertas formas de la lírica, un poeta hablaba de sí mismo solo indirectamente; después de él el escritor apenas habla de otra cosa que de si propio y lo hace de la manera más descarada. Entonces surge por vez primera aquel concepto de la literatura vivida y confidencial, que también para Goethe era decisivo cuando declaraba de sus obras que todas ellas no eran otra osa que "fragmentos de una gran confesión". La manía de la auto-observación y de la auto-admiración en literatura, y la idea de que una obra es tanto más verdadera y convincente cuanto más directamente se refleja el autor en ella, forman parte de la herencia espiritual de Rousseau".

Desde luego, no cabe duda de que, a la vista de la ingente cantidad de personas que sienten necesidad de dejar constancia escrita de su particular estancia en este planeta -independientemente de sus méritos objetivos-, tal herencia tuvo y tiene entregados receptores y defensores.

Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran  corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Micro-desahogos (14): Impaciencia. "Mi alma tiene prisa".

Hace unos días, en uno de los foros en los que colaboro actualmente, se me pidió (en ese afán pseudo-terapéutico que tanto abunda hoy en día en demasiados ámbitos) que expresase cómo me sentía y que definiese alguna virtud y algún defecto personal. Virtudes, probablemente, pocas. Defectos, sin duda varios, pero señalé como más incordiante -al menos para mí- mi impaciencia. 

Llevo cierto tiempo notándome "a la que salta" por estímulos o circunstancias que antaño me eran indiferentes o, incluso, me hacían cierta gracia. Ahora río menos y en mi rictus facial se nota, ciertamente. A veces, esa irritación, que surge de lo más profundo de los higadillos, se traduce en una ingrata ansiedad, especialmente cuando tengo la sensación  -penosa- de pérdida de tiempo

No es que sea demasiado impaciente con personas concretas, no (aunque a veces te tropiezas con alguna a la que con gusto la enviarías de un bufido a las antípodas). Se trata de algo más general que me costaba definir. Y digo "me costaba" porque -casualidad de casualidades- en una clase de literatura en la que participo, la profesora nos presentó, a través de una compañera, un texto, una poesía, de un autor brasileño para mí absolutamente desconocido: Mario Andrade (Sao Paolo, Brasil, 1893-1945).

La lectura de ese poema me impactó porque reflejaba, frase por frase, la mayor parte de los sentimientos que yo experimento cada vez en más ocasiones (lamentablemente) y que se traducen en una ansiedad existencial, en una i-m-p-a-c-i-e-n-c-i-a de muy difícil gestión (aunque, claro, lo reconozco, habrá que aprender a "gestionarla", -palabrita empresarial que se ha instalado en la psicología-) .

El poema se titula "Mi alma tiene prisa" y lo transcribo a continuación. 

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para

vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces:

los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió

que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde

se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,

sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que,

a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces,

para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.

Mi tiempo es escaso como para discutir  títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...

Sin muchos dulces en el paquete.....

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Que sepa reír de sus errores.

Que no se envanezca, con sus triunfos.

Que no se considere electa, antes de hora.

Que no huya de sus responsabilidades.

Que defienda la dignidad humana.

Y que desee  tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas....

Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.

Si....tengo prisa...por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan....

Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final  satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

https://www.fundacionhugozarate.com/mi-alma-tiene-prisa/

No  puedo por menos que suscribir todas y cada una de sus palabras.

https://www.escritores.org/biografias/181-mario-de-andrade

https://www.epdlp.com/escritor.php?id=1389

MI ALMA TIENE PRISA, poema de Mario de Andrade - Bing video

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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Las fiestas navideñas y Tintín.

 El imaginario occidental de las fiestas navideñas incorpora muchas y muy variadas tradiciones, aunque su origen como fiesta de la Natividad es, innegablemente -y aunque se funda con el solsticio de invierno-, la celebración del nacimiento de Jesús.

Todo lo demás, la nieve, el árbol de navidad y sus adornos multicolores, San Nicolás y el intercambio de regalos, Papa Noel y su cohorte de renos, elfos y demás parafernalias, las comilonas en plan dionisiaco, las cabalgatas de los Reyes Magos (y sus variaciones carnavalescas pseudo políticas y "diversas") etc., se fueron incorporando después paulatinamente, siendo en ocasiones -lamentablemente- más motivo de desencuentros que de genuina alegría y de celebración (de descubrimiento íntimo y personal mejor ni hablamos).

El arte, como hemos visto en diversas ocasiones, se ha hecho eco del misterio de la Natividad

El cine y el cómic, como no podía ser menos, también, aunque centrándose más en los aspectos sociales y lúdicos de estas fechas que en el hecho central que las justifican. 

Hoy, sin duda, el Dios Consumo recibe todas las pleitesías de fieles devotos y entregados, pero -quiero pensarlo así- también queda en muchos de nosotros esa parte infantil de nuestra psique que revive esos recuerdos de antaño en los que, fascinados, fuimos capaces de atisbar cierta magia y el encantamiento de estas fiestas. Tintín, con su ingenuidad, nos recuerda la parte amable de los festejos navideños.



























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martes, 22 de diciembre de 2020

Lugares (58): Tour por Gran Bretaña- Cambridge (1).

 

Una ciudad, al igual que Oxford, esencial y clave en el imaginario de los que asociamos felicidad con cultura. Sede de una famosísima universidad, Cambridge bien merece una visita detenida y atenta. Ofrece, además, la posibilidad de actividades diversas: paseos buscando referencias cinematográficas o televisivas (o disfrutando sin más de la belleza de sus arquitecturas de estilo tudor y jacobea), navegar por el río Cam -en una especie de góndolas dirigidas por aguerridos estudiantes-, besarse bajo la réplica de del Puente de los Suspiros de Venecia..... y, claro, visitar monumentos y museos. Magnífico por cierto, como veremos en el próximo post, el Museo Fitzwilliam (que, además -para los impacientes-, se puede visitar cómodamente en una mañana o una tarde si es que se va con prisa) . 

University of Cambridge

Home - Cambridge City Council

Cambridge | VisitBritain


Desde Londres se puede llegar a Cambridge en tren. La Cambridge Railway Station está muy cerca del centro de la ciudad, se tarda tan solo entre cinco a diez minutos en llegar al Cambridge University Botanic Garden, y allí se puede disfrutar de sus extensos jardines (varias hectáreas), visitar sus invernaderos y "hacer boca" para el resto de la visita.

Welcome to Cambridge Botanic Garden - Find Out More

Events Archive - Cambridge Botanic Garden

Si disfruta con los jardines tiene muy cerca, también, el Sheep´s green.

Sheep's Green - Cambridge City Council

Al salir de allí puede hacerlo cruzando el Mathematical Bridge. Este puente fue construido -según cuenta la leyenda- por el mismísimo Isaac Newton (puede ver su foto al inicio de este post.) y, también, por lo que se cuenta, se construyó sin tuercas ni tornillos.

Mathematical Bridge - Wikipedia



Bajando por Silver Street y siguiendo por Sidgwick, se entra de lleno en el ambiente universitario de la ciudad, encontrándonos con los edificios principales: Newham College, Selwyn College, Cambridge University Librery, Queen´s College y el famosísimo King´s College.


Enrique VI fundó este colegio en 1441. Los trabajos de la capilla constituyen una ejemplo realmente notable de arquitectura inglesa tardo-medieval. Por lo que parece, el propio rey quiso dar importancia y pompa al lugar y fijó las medidas de la capilla en proporciones generosas: 88m. de largo, 12m. de ancho y 29 de alto.
El Trinity College no está lejos de allí y sus jardines, South Paddock y North Paddock, se pueden visitar; queda cerca también la Wren Library



Las bicicletas, como no podía ser menos en una ciudad pequeña y repleta de estudiantes, son la forma más común de transporte y en sus aparcamientos abundan los carteles que anuncian un sinfín de actividades culturales de todo tipo. 




St. Mary Church.
 (Anécdota negativa: al subir a su torre empezó a darme, por motivos que todavía no conozco, un achuchón imponente que consiguió ponerme los pelos de punta y que ha hecho que no vuelva a intentar subir por sitios estrechos y empinados. Si tiene usted claustrofobia ni lo intente).










El autor de este blog en las puertas de Round Church, la iglesia del Santo Sepulcro, del siglo XII, que es una de las pocas naves redondas que existen en toda Inglaterra. El diseño de la misma está inspirado en la del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Texto y fotos: Javier Nebot