domingo, 13 de enero de 2019

Lugares (34): Israel. Cafarnaún,Tell Azor, Banias y Mar de Galilea.

El 21 de mayo visitamos Cafarnaún (que nos quedó pendiente en el planning del día anterior), también el yacimiento arqueológico de Tel Hazor y el fascinante enclave de Banias. 
Para finalizar la jornada -y antes de regresar de nuevo a nuestro kibutz/hotel- pudimos disfrutar de una muy agradable travesía en barco por el Mar de Galilea.
Cafarnaún ("pueblo de Nahum"), uno de los lugares "santos" para los creyentes cristianos, es conocido como el sitio en donde nacieron los apóstoles Pedro y Andrés y en donde predicó Jesús   en numerosas ocasiones.  Actualmente -y desde hace varios siglos- está custodiado por la orden de los franciscanos (de hecho el año pasado, en el 2017, celebraron sus 800 años de presencia allí).
Situado en las orillas del Tiberiades y en la frontera de Galilea, Cafarnaún disfrutaba con las ventajas inherentes de encontrarse inserta en la ruta comercial que unía esta región con Damasco.
Contaba por ello con una guarnición militar y también, lógicamente, con una aduana de control de mercancías.
https://buscandoajesus.wordpress.com/articulos/como-era-cafarnaum/
Después de la Segunda Guerra Judía (135 d.C.) Cafarnaún sufrió importantes cambios tanto por la llegada de refugiados galileos como por el surgimiento de grupos importantes de seguidores de la nueva religión cristiana. En cualquier caso no parece que las transformaciones experimentadas hayan sido especialmente negativas o conflictivas porque han llegado hasta nosotros testimonios de buena convivencia y de excelente vecindad dentro de la ciudad, hasta el punto de de que los gentiles de finales del siglo IV ayudaron a construir la sinagoga que los judíos no hubieran podido permitirse y los cristianos pronto erigieron sin demasiadas dificultades un templo en donde se suponía vivió el fundador de la iglesia, Pedro.
Lamentablemente ambos edificios fueron destruidos en el siglo VII cuando los árabes conquistaron Palestina y durante siglos Cafarnaún vivió en triste declive, lejos de sus momentos de mayor esplendor.
Aunque la presencia franciscana se remonta a varios siglos atrás (como he mencionado anteriormente) no fue hasta 1894 cuando la Custodia franciscana en Tierra Santa compró el lugar donde estuvo la casa de Pedro. A principios del siglo XX se iniciaron excavaciones arqueológicas en los terrenos adquiridos, excavaciones que continuaron en diferentes momentos del siglo debido a los inevitables vaivenes políticos, propios de la conflictiva historia de la zona (en 1921 el Padre Orfalí y en 1969 los Padres Corbo y Loffreda).
Los trabajos de unos y otros sacaron a la luz antiguas ruinas romanas y encontraron los restos de la sinagoga mencionada en el Evangelio según San Lucas aunque los expertos llegaron a la conclusión de que la sinagoga de los tiempos de Jesús estaba realmente debajo de los restos que se pueden visitar hoy, que corresponden realmente a la  sinagoga reconstruida a finales del siglo IV e inicios del siglo V.




La sinagoga, de bella factura clásica, no es excesivamente grande.
Al igual que la que vimos el día anterior en Corazín, despierta en el visitante creyente especiales resonancias (emocionales e intelectuales) por el hecho de poder imaginarnos a Jesús de Nazareth allí enseñando para después visitar la casa -muy cercana- de Pedro y su familia o las de sus primeros y desconocidos seguidores..
Hay que reconocer que ambas están situadas en un hermoso lugar. Rodeado de árboles y verde vegetación, en la ribera de un amplio lago. Aunque por los restos visibles es difícil reconstruir en la mente toda Cafarnaum, si es posible hoy respirar una calma especial, una sensación de sosiego que hace recomendable la visita, especialmente si se tiene la suerte, como de hecho tuvimos nosotros, de ser los primeros visitantes del día.


Estatua de San Pedro, el Gran Pescador.
A sus pies, el famoso "pez de San Pedro"

Una vez terminada la visita a Cafarnaún retomamos la ruta prevista para acercarnos al yacimiento arqueológico de Tell Azor, la ciudad estado cananea.
En ella habían escavado nuestros dos guías (Javier Alonso y Manolo Cimadevilla) y ambos se explayaron con entrega y fruición en las explicaciones que nos brindaron.
Reconozco que no fue un lugar que me impresionase especialmente, aunque soy consciente de su gran valor desde el punto de vista arqueológico. Sitios como éste y el análisis riguroso de todos sus estratos permiten que se obtengan datos esenciales para llegar a conocer como surgió y se desarrolló la civilización en la zona (y por ende en toda nuestra cultura).... pero, insisto, en el imaginario personal de cada uno siempre pesan cosas y aspectos de los que muchas veces no somos  ni conscientes y, por lo visto, en el mío las civilizaciones cananeas no deben ser una prioridad.
El paisaje circundante es casi un paraíso si lo comparamos con la extrema sequedad de la zona del Mar Muerto y sus alrededores. Abundancia y Escasez, Luz y Sombra, Voluptuosidad y Rigurosidad parecen ser polaridades evidentes en esta tierra, tal y como mencioné en un post anterior.
No es de extrañar que sus gentes sean también extremas en tantas cosas.
El lugar de la antigua Azor fue reconocido  por los arqueólogos muy tardíamente, hacia finales del siglo XIX. Está situado bastante cerca del Mar de galilea, a unos catorce kilómetros.
Los expertos consideran que fue una gran ciudad cananea e israelita (para los estándares de la época, claro), ciudad que ya se mencionaba en diversos documentos egipcios del siglo VIII a.C, aunque las excavaciones realizadas han sacado a luz 21 estratos que atestiguan una antigüedad mucho mayor. Probablemente, fue habitada desde el s. XVIII a.C. y debió su auge y esplendor al hecho de encontrarse estratégicamente situada en la ruta comercial que unía Babilonia y Egipto.
Las rutas comerciales, entonces como ahora, resultaban esenciales para la vitalidad económica de muchos enclaves y en este caso fue determinante para el desarrollo de Azor.....desarrollo que atrajo -como pasó también en todo el Creciente Fértil- la atención de pueblos nómadas o semi-nómadas con intenciones poco amistosas. En este caso su riqueza concitó el interés de las tribus israelitas que según el Libro de Josué, arrasaron la ciudad baja para dejarla después abandonada.
Unos tres siglos después, por lo que cuentan las crónicas, la ciudad se recuperó con Salomón  y fue añadida al reino de Israel hasta que fue de nuevo atacada y destruida por otra tribu semi-nómada, la de los arameos.
Tiempos convulsos, Azor experimentó reconstrucciones y destrucciones periódicas y, a partir del siglo VI a.C. sólo albergó asentamientos temporales o acogió a guarniciones militares que velaban por la seguridad de las principales rutas comerciales.



Excavado en la roca del Tell hay un profundo túnel que da acceso a un manantial del que se proveía de agua la población. Introducirse en él es como descender al encuentro de la Historia.


Terminada la visita de Tell Azor visitamos un lugar lujuriosamente verde y fértil, Banias o Panias, la antigua Cesárea de Filipo. La ciudad albergaba, entre otros importantes templos, uno dedicado al frenético y vigoroso dios Pan. ¡Todo el entorno ayuda explicar e ilustrar las profundas diferencias vitales existentes entre una religión de desierto como la judía y otra, la greco-romana, pagana y plagada de profusas en imaginerías y sugerentes voluptuosidades!



Aparte de poder observar los restos de diversos templos, también pudimos realizar un paseo a través de una especie de "corredeiro" lindante a un manatial hasta llegar a las ruinas del antiguo palacio de Filipo y Agripa.




Terminadas las visitas previstas en el itinerario del día, nuestra agencia, Pausanias, nos brindó una travesía por el mar de Galilea, hasta la actual ciudad de Tiberiades.



Texto y fotos:  Javier Nebot

1 comentario:

  1. Maravillosas fotos y relato gracias por compartir, recien acabo de dar con su blog y estoy emocionada con lo poco que he visto, siento una fascianación por el arte y la cultura, espero ir viendo y leyendo todas sus historias y relatos. Saludos desde Guadalajara, Jalisco, México.

    ResponderEliminar