Roscoff, pueblecito costero, fue nuestra base durante cuatro días.
Desde allí realizamos excursiones por una zona verde y libre, al menos en el momento de la visita, del maltrato que en otras partes someten a la costa (a pesar del gran castigo que sufrió en la SGM).
Desde allí realizamos excursiones por una zona verde y libre, al menos en el momento de la visita, del maltrato que en otras partes someten a la costa (a pesar del gran castigo que sufrió en la SGM).
El pueblo mantiene su vida normal a pesar de acoger turismo.
Hay vida en él, más allá de los visitantes (a deo gratias)
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