Terminamos nuestro pequeño Tour por el norte de Italia pasando los últimos días en una ciudad tan fascinante como Turín (Torino), capital del Piamonte. Una ciudad de elegancia urbana predominantemente decimonónica, aunque cuente con más de dos mil años a sus espaldas.
Atravesada por el río Po, dispone de amplias calles, grandes avenidas e inmensas plazas y es, además, poseedora de muchos tesoros en los cuáles bien merece la pena regodearse.
Después de visitarla uno comprende mejor los encarecidos parabienes que le dedicó Nietzsche: "¡Es un lugar clásico tanto para los pies como para los ojos!¡ Qué seguridad, qué adoquinado.....!"
Atravesada por el río Po, dispone de amplias calles, grandes avenidas e inmensas plazas y es, además, poseedora de muchos tesoros en los cuáles bien merece la pena regodearse.
Después de visitarla uno comprende mejor los encarecidos parabienes que le dedicó Nietzsche: "¡Es un lugar clásico tanto para los pies como para los ojos!¡ Qué seguridad, qué adoquinado.....!"
Tal y como hicimos en Florencia, Siena, Perugia y Arezzo, decidimos alojarnos también en esta ocasión en un apartamento.
No cabe duda de que alojarse en hoteles tiene, en algunas cosas, bastante más ventajas -especialmente el tener "todo hecho"- pero a la hora de sentirse, aunque sea por pocos días, algo más integrados en la ciudad que se visita, la fórmula del apartamento no tiene comparación: Te facilita el comer o el cenar con relajo y tranquilidad, te ayuda a sentir una mayor libertad de movimientos al no tener que "fichar" cada vez que entras o sales, se disfruta de un mayor espacio físico y te obliga, también, a hacer compras de intendencia lo que, sin duda, contribuye a que uno explore los alrededores de su alojamiento de forma diferente a la del turismo estándar. Debo reconocer aquí que la agencia que utilizamos durante el viaje, Airbnb, funcionó perfectamente durante todo el viaje, incluso cuando las decisiones sobre nuestros destinos las tomábamos, como queríamos, sobre la marcha. No tuvimos ningún problema con los propietarios contratados -todo lo contrario: algunos fueron especialmente amables y acogedores- ni con los apartamentos en si, que reunían las condiciones solicitadas (salvo alguna mínima excepción): zona céntrica, espacio aceptable, wifi etc. Tampoco tuvimos ningún problema a la hora de los pagos y de recibir las pertinentes facturas. En fin, una forma interesante, amable y recomendable de alojarse, aunque incite a algunas inquinas por parte de ciertos hosteleros.
No cabe duda de que alojarse en hoteles tiene, en algunas cosas, bastante más ventajas -especialmente el tener "todo hecho"- pero a la hora de sentirse, aunque sea por pocos días, algo más integrados en la ciudad que se visita, la fórmula del apartamento no tiene comparación: Te facilita el comer o el cenar con relajo y tranquilidad, te ayuda a sentir una mayor libertad de movimientos al no tener que "fichar" cada vez que entras o sales, se disfruta de un mayor espacio físico y te obliga, también, a hacer compras de intendencia lo que, sin duda, contribuye a que uno explore los alrededores de su alojamiento de forma diferente a la del turismo estándar. Debo reconocer aquí que la agencia que utilizamos durante el viaje, Airbnb, funcionó perfectamente durante todo el viaje, incluso cuando las decisiones sobre nuestros destinos las tomábamos, como queríamos, sobre la marcha. No tuvimos ningún problema con los propietarios contratados -todo lo contrario: algunos fueron especialmente amables y acogedores- ni con los apartamentos en si, que reunían las condiciones solicitadas (salvo alguna mínima excepción): zona céntrica, espacio aceptable, wifi etc. Tampoco tuvimos ningún problema a la hora de los pagos y de recibir las pertinentes facturas. En fin, una forma interesante, amable y recomendable de alojarse, aunque incite a algunas inquinas por parte de ciertos hosteleros.
Si el viajero es buen andarín tengo la certeza de que en Turín disfrutará porque es una ciudad en la que se pueden hacer larguísimos paseos por infinidad de zonas diferentes. Si el tiempo del que dispone -o las ganas- no se lo permiten, resultará conveniente que recurra a los transportes públicos porque algunas distancias entre los diversos puntos de interés son realmente meritorias.
En nuestro caso, el primer día dedicamos entre cinco y seis horas a patear indolentemente por sus calles, no solo por el placer mismo de caminar, sino por aquello de hacernos una idea de cuál era el ambiente que se respiraba por dónde pasábamos. Algunas plazas nos recodaron mucho a las de Lisboa; algunas calles parecían trasladarnos a Donosti o a algunos barrios de Londres. Poco en común, desde mi punto de vista con Milán, Florencia, Siena o Perugia: otro estilo, otro aire. Curiosamente, la ciudad debería tener un aspecto más francés ya que cuando Napoleón entró en la ciudad el 22 de junio de 1800, mandó derribar sus puertas y bastiones construyendo en su lugar avenidas y paseos que seguián las pautas parisinas sobre los bulevares, pero no me lo pareció porque Turín emana otro tipo de luz y como he dicho un poco más arriba, otro aire.
Piazza San Carlo.
Iglesia de San Filipo Neri.
Palacio Carignano. una de las seis residencias de la Casa Real de los Saboya, es Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Las otras cinco también están abiertas a la visita: El palacio Real, el palacio Chiablese, el palacio Madama, el castillo del Valentino y la Villa de la Reina.
http://arte.laguia2000.com/arquitectura/palacio-carignano-guarino-guarini
En el Palacio Carignano nacieron Carlos Alberto y Víctor Manuel II. Fue sede el primer Parlamento italiano y actualmento lo es del Museo Nacional del Risorgimiento Italiano.
En el Palacio Carignano nacieron Carlos Alberto y Víctor Manuel II. Fue sede el primer Parlamento italiano y actualmento lo es del Museo Nacional del Risorgimiento Italiano.
Monumento ai Cavaliere d´Italia
Piazza Castello.
Palacio Madama, abierto para exposiciones y muestras culturales ya que acoge en la actualidad el Museo Cívico de Arte Antiguo. Aquí se proclamó el nacimiento del Reino de Italia.
Ayuntamiento de Turín.
Antiguo Mercado del Reloj en la Plaza de la República.
Porta Palatina, magnifico testimonio de la época romana -Turín es la Augusta Taurinorum- que ha sobrevivido dos mil años.
Catedral de San Juan Bautista, en cuyo interior reposa la Sábana Santa.
Fue consagrada en 1505. En la primitiva iglesia subterránea se realizó el Museo Diocesano. La torre adyacente, de San Andrea, tiene 63 metros de altura y sigue siendo totalmente accesible.
En 1578 se trasladó la Sábana santa de Chambéry a Turín lo que hizo necesario crear un lugar expresamente dedicado a su conservación. Fue Guarino Guarini el encargado de ello.
Fue consagrada en 1505. En la primitiva iglesia subterránea se realizó el Museo Diocesano. La torre adyacente, de San Andrea, tiene 63 metros de altura y sigue siendo totalmente accesible.
En 1578 se trasladó la Sábana santa de Chambéry a Turín lo que hizo necesario crear un lugar expresamente dedicado a su conservación. Fue Guarino Guarini el encargado de ello.
En Turín hay más de cuarenta museos de los que, por descontado, son absolutamente imprescindibles la Mole/Museo del cine y el Museo egipcio, a los que dedicaré próximas entradas.
Texto y fotos: Javier Nebot
No hay comentarios:
Publicar un comentario