Pradoluengo, es un pequeño municipio de la provincia de Burgos (1200 hab. aprox.) que forma parte de la comarca de Montes de Oca y del partido judicial de Briviesca. Está situado a una altitud de 959 ms., en un angosto valle de la Sierra de la Demanda, al este de la provincia.
Conoció tiempos muy boyantes en el pasado, desde el punto de vista económico y social, gracias a una muy próspera industria del calcetín. Hoy en día, dicha industria sigue permaneciendo en parte allí gracias a empresas como Calcetines Mingo, pero el conjunto global de esa actividad ha mermado mucho debido a la gran competencia internacional y a la deslocalización producida por las tendencias globalistas imperantes.
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Historia | Pradoluengo
El pueblo, como la gran mayoría de los pueblos de España, muestra en sus diferentes edificaciones el paso del tiempo y las diferencias arquitectónicas que este ha ido generando: un eclecticismo visual que no siempre es muy acertado desde el punto de vista estético de hoy en día, pero que permite observar como ha sido su historia y sus momentos de "esplendor".
Hay edificios de carácter civil que, ciertamente, destacan: la casa consistorial; las antiguas Escuelas Graduadas, hoy Albergue Municipal Adolfo Espinosa; el hospital de San Dionisio, hoy residencia de ancianos; el mercado cubierto de Teodoro Córdoba; el Teatro Cinema Glorieta; el quiosco de la plaza Mayor.
Pradoluengo cuenta también con un interesante e insospechado Patrimonio Indiano:
Casa Residencial de Eugenio Zaldo, Casa de Fidel Calderón, Casa Residencial del Arzobispo de Manila, Casa Residencial de Bruno Zaldo, Casa Residencial de Teodoro Córdoba, Casa Residencial de Dionisio Román Zaldo etc.
Uno de los atractivos de este pueblo es, sin duda, la frondosa naturaleza que lo rodea.
Una visita relajada puede consistir en callejear tranquilamente por el pueblo admirando los edificios mas destacados, tomar un buen aperitivo disfrutando de algunos de los excelentes pinchos que se sirven en diferentes locales, comer en el Adela (buen hostal también) o en el camping cercano.
Después de la siesta, alguna excursión por algunos de los senderos existentes o por los pueblecitos cercanos.
Si tiene algún amigo de la localidad, como tuvimos la suerte de tener nosotros en el momento de la vista, quizás pueda visitar alguna fábrica de calcetines o el Museo Textil.
Tuvimos la oportunidad, gracias a la intercesión de nuestro buen amigo y anfitrión, Eugenio Z, de visitar una fábrica "moderna" de calcetines y otra, "antigua", muy antigua, al menos en comparación con la otra industria.
La primera nos sorprendió por los increíbles -al menos para el que esto escribe- procesos de mecanización actuales y la segunda por lo extrañamente rudimentaria que parecía la fabricación de antaño (aunque solo haya entre una y otras unas cuantas décadas)
Nuestro anfitrión, Eugenio Zaldo, rememorando un pasado lejano.
Muy cerca de Pradoluengo se encuentra Puras de Villafranca, una muy pequeña localidad del municipio de Belorado, también la comarca de Montes de Oca.
Puras de Villafranca tuvo un complejo minero de explotación de manganeso que durante más de un siglo (1844-1968) desarrolló gran actividad, dando vida y trabajo al pueblo.
Hoy, los tiempos cambian, los intereses de visita son claramente turísticos ya que las antiguas minas se pueden visitar en parte (con guías ad hoc) y existe, también, la Cueva de Fuentemolinos, de cuatro kilómetros de desarrollo, la sexta en el mundo por sus características, que está preparada para los apasionados de la espeleología (siempre y cuando no tengan claustrofobia porque tiene tramos muy estrechos).
Las minas denominadas "El comienzo" y "Victoria" pueden visitarse, como he comentado más arriba, tras el acondicionamiento realizado por el taller de empleo que ha restaurado los talleres, las oficinas y los lavaderos de mineral.
Todo el complejo minero fue puesto en valor en los años 2009 y 2010.
Desde entonces se ofrece al visitante la experiencia de adentrarse en el interior de una mina auténtica y hacerse una idea aproximada de lo que podría haber sido el trabajar en ellas...aunque no se preocupen: no les van a hacer coger pico y pala y experimentar la dureza de tal labor.
Aguerridos visitantes se acercan a la entrada de una de las minas, protegidos con el imprescindible casco.
El paisaje, muy bello, es uno de los pluses de la zona.
De regreso a Pradoluengo hay que hacer una parada obligada en el denominado "Puente del Diablo", por encima del río Tirón, en San Miguel de Pedroso.
"Momento foto" que siempre se agradece a posteriori.
Visitantes disfrutando del momento.
Texto y fotos: Javier Nebot.
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