jueves, 30 de octubre de 2025

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

 Muy cerca de los Jardines de Luxemburgo, en Montparnasse, se encuentra el Museo Zadkine.

Poco conocido, merece la pena visitarlo. Se trata de un museo pequeño, muy bien cuidado y gratuito que muestra, en una buena selección, las obras escultóricas de Ossip Zadkine (1890-1967).

Lugares (102): París. Museo Zadkine.




Ossip Zadkine nació en 1890, en la ciudad de Vítebsk (en la actualidad Bielorrusia), en el seno de una familia de origen ruso y judío.

Su infancia transcurrió entre las extensiones frías del Imperio ruso, pero con el calor de una educación artística temprana ya que su padre era profesor de latín y griego, y su madre, de ascendencia escocesa, le inculcó la sensibilidad hacia la música y las artes.

A los quince años, Ossip fue enviado a Inglaterra para estudiar, una experiencia que le resultó tanto liberadora como desconcertante, y que marcaría el inicio de su itinerario cosmopolita.

Atraído por la vanguardia europea, se trasladó en 1909 a París. Allí se instalaría definitivamente y  tanto su vida como su arte fueron cobrando forma. 

La capital francesa, verdaderamente en plena ebullición artística, era en ese momento un crisol de estilos y nacionalidades: en Montparnasse, Zadkine compartió cafés y talleres con Modigliani, Picasso, Chagall o Brancusi. De hecho, este último influyó poderosamente en su comprensión del volumen y la materia, aunque Zadkine muy pronto encontró un lenguaje propio, marcado por la tensión entre el clasicismo y la descomposición cubista.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.



Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Durante la década de 1910, el escultor exploró el cubismo desde la escultura, trasladando al espacio tridimensional las geometrías fragmentadas que Picasso y Braque habían desarrollado en la pintura. 

Sus figuras de madera y piedra, reducidas a planos oblicuos y ritmos angulosos, parecen instrumentos musicales desarmados, cuerpos que se convierten en arquitectura. A diferencia de la rigidez que a veces se asocia al cubismo, en Zadkine hay siempre un pulso vital, un lirismo subyacente que recuerda sus raíces eslavas. Su Homme à la guitare (1918), una de sus obras tempranas más conocidas, combina la abstracción geométrica con un sentido orgánico del movimiento que preludia su evolución posterior.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

La Primera Guerra Mundial interrumpió esa búsqueda. Zadkine se alistó como camillero en el ejército francés, experiencia que lo marcó profundamente. Las visiones de cuerpos mutilados, la brutalidad mecánica del conflicto, se filtraron en su sensibilidad y reaparecerían en sus esculturas de la madurez. Tras el armisticio, el escultor retomó su trabajo, pero con un tono más humanista y simbólico: las figuras se suavizan, los rostros adquieren expresividad, y la geometría deja paso a la emoción. Su escultura Le Poète (1928) o sus maternidades de los años treinta revelan un artista que busca reconciliar forma y alma, materia y espíritu.

La Segunda Guerra Mundial lo obligó nuevamente al exilio

Como judío y extranjero, Zadkine abandonó Francia en 1941 y se refugió en Estados Unidos. Allí impartió clases en Nueva York y entró en contacto con el ambiente artístico americano, pero nunca dejó de sentirse profundamente europeo. En 1945, con el final del conflicto, regresó a París y encontró su estudio saqueado. Sin embargo, de la destrucción nacería su obra más célebre: La Ville détruite (La ciudad destruida, 1953).


Erigida en Róterdam, aquella monumental figura humana, alzada y desgarrada, con un gran hueco en el pecho, se convirtió en un símbolo universal del dolor y la pérdida. 
Zadkine la concibió tras ver fotografías de la ciudad holandesa devastada por los bombardeos nazis en 1940
La escultura no representa a un individuo, sino a la humanidad entera despojada de su corazón. Su dramatismo expresionista, unido a la claridad formal de las líneas, sintetiza el legado de Zadkine: un arte que combina la abstracción moderna con la pasión trágica del mito

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

En los años posteriores, el escultor alcanzó un amplio reconocimiento

Expuso en toda Europa, recibió encargos públicos y continuó explorando temas bíblicos, mitológicos y existenciales: Prometeo, Orfeo, los exilios y las resurrecciones.
En su taller del barrio parisino de Saint-Germain-des-Prés —hoy convertido en museo—, Zadkine cultivó también la docencia, transmitiendo a sus alumnos su creencia en la escultura como lenguaje espiritual y moral
Su estilo, aunque influido por el cubismo y el expresionismo, se mantuvo siempre personal, oscilando entre la severidad arquitectónica y la ternura humana.


Ossip Zadkine falleció en 1967, dejando tras de sí una obra que resume las tensiones del siglo XX: la fragmentación y la búsqueda de unidad, la herida y la esperanza.


Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.


Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Lugares (102): París. Museo Zadkine.


Lugares (102): París. Museo Zadkine.


Lugares (102): París. Museo Zadkine.

Texto y fotos: Javier Nebot.

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