Placidez, aunque los cielos no presentan nunca la calma de una isla tropical.
Las nubes varían muy rápidamente y se pasa de un cielo despejado a una vorágine de cúmulos en muy poco tiempo
Las mareas son muy vivas: las embarcaciones quedan en la bajamar reposadas sobre la arena.
Fotos y texto: Javier
Nebot
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