domingo, 11 de diciembre de 2016

Momentos de cine (78): Sonata de Otoño, Ingmar Bergman.

Cine-terapia.
Quizás de esa manera se podrían denominar algunas películas que, tanto por su densidad dramática como por el tipo de enfoque emocional y analítico, consiguen que pocos espectadores queden intactos (claro que hay algunos espectadores inmunes a esto....pero no suelen ir a ver este tipo de películas).
Si, en este sentido, Secretos de un matrimonio (1973) se llevo la palma al análisis minucioso -rayano en la disección emocional-, Sonata de otoño (1978), del mismo director, no se queda a la zaga.
Los actores/pacientes se tumban -metafóricamente- en el sillón/pantalla para abrirnos su corazón y contarnos sus intimidades mientras el publico, convertido en silente psicoanalista/observador, atiende a los conflictos. Si en la primera era la pareja la que se sometía a examen, en la segunda es la relación madre/hija la que pasa por el diván.
Aparte de la lectura más inmediata, conflicto madre triunfadora versos hija más mediocre, está también el análisis de la confrontación permanente entre la emoción y el intelecto, cuyo duelo más significativo se nos muestra en el film a través de las dos concepciones sobre el preludio de Chopin. La versión emotiva de la hija o la refinadamente intelectual de la madre.
Dos maneras de experimentar el arte y la realidad. 










Entrada revisada a 22 de abril del 2020
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