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Gary Cooper encarnó en la pantalla -tal y como comentábamos en el post anterior- a diversos personajes históricos que, salvo alguna excepción, tuvieron muchísima aceptación entre el público y supusieron algunos de sus films más exitosos y valorados por la crítica
En The Plainsman (Buffalo Bil, 1936), dirigida por Cecil B. Mille, daba vida, a pesar de lo que el título en español daba a suponer, a Wild Bill Hickok, de nuevo compartiendo protagonismo con Jean Arthur.
Dos años después filmó, bajo la dirección de Archie Mayo, The adventures of Marco Polo (Las aventuras de Marco Polo, 1938). Un personaje exótico y con evidentes posibilidades a la hora de imaginar aventuras, pero la película resultó fallida. De hecho no agradó a nadie: Ni al público, ni a la crítica ni al propio protagonista.
Se repuso pronto del fiasco porque su siguiente film. Bluebeard´s Eight Wife (La octava mujer de Barba azul, 1938), constituyó un rotundo éxito. Ernest Lubistch dio a la historia un tono de alta comedia que fue muy bien recibido por los espectadores. En esta ocasión daban adecuada réplica a Cooper la chispeante Claudette Colbert y uno de esos secundarios de lujo que siempre agrada ver en una película: Edward Everett Horton.
¡Además en el guión estaba implicado Billy Wilder!
Rodó a continuación una serie de películas acción que fueron muy bien recibidas por crítica y público entre las que merece reseñarse: Beau Geste (1939) de William A. Wellman; La jungla en armas, de Henry Hathaway; Policia Montada de Canadá , (1940) de Cecil B. de Mille, que fue su primer film en color o El forastero de William Wyler.
En 1941 volvió a trabajar con Frank Capra y, siguiendo la estela del Longfellow Deeds de El secreto de vivir, dio vida a uno de sus personajes más celebrados, el idealista Juan Nadie (como se llamó la película en español), de Meet John Doe.
En la película una imaginativa y descarada periodista -encarnada con desparpajo por Barbara Stanwyck- se inventaba en una dramática carta y, ni corta ni perezosa -ya se sabe lo desinhibida que puede ser la prensa cuando se juega su propia supervivencia- la publicaba como si hubiese sido escrita por un desesperado y potencialmente suicida, John Doe.
El éxito rotundo de la carta y el interés por el personaje desata entre los lectores del periódico es tal que les obliga a los implicados a buscar a un vagabundo que dé vida al inventado personaje y John Doe reúne todos los requisitos.
La tragicomedia estaba, pues, servida.
La tragicomedia estaba, pues, servida.
Su siguiente película, Sargent York (El sargento York, 1941), dirigida por Howard Hawks fue, de nuevo, un clamoroso éxito.
En un principio, Cooper no se sintió especialmente tentado por el papel que le ofrecían, pero gracias a la insistencia del verdadero sargento Alvin C. York -un sencillo granjero, objetor de conciencia, que se convirtió en un héroe durante la PGM- aceptó finalmente a interpretarlo. Y fue una decisión acertada porque con ese papel consiguió su primer Oscar.
https://www.youtube.com/watch?v=C-VnubvSGkk
https://www.youtube.com/watch?v=mkfBTG_ic-g
Al recoger el premio el actor tuvo la gallardía de reconocer parte del mérito al verdadero York: "No es Gary Cooper quien ha ganado este trofeo. Ha sido el sargento York, porque habiéndole conocido, he tratado simplemente de reflejarlo como él es".
A continuación, dos nuevas películas cimentaron la fama y éxito de una carrera ya de por sí bastante abundante en ellos. En Ball of fire (Bola de fuego, 1941), repetía con Howard Hawks como director y con Barbara Stanwick como co-protagonista. También las acompañaba Willy Bilder como guionista (una fórmula fructífera).
https://www.youtube.com/watch?v=2eMtacnAvJs
En The pride of the yanquees (El orgullo de los yanquees, 1942), de Sam Wood, la historia narraba la biografía de un jugador de béisbol sumanente admirado en los Estados Unidos, Lou Gehring.
https://www.youtube.com/watch?v=UPHQ1ppPlLw
En 1941 Estados Unidos entró en la Segunda Guerra mundial y la actividad cinematográfica de Cooper se redujo.Realizó infinidad de visitas al frente por aquello de mantener la moral de las tropas elevadas, intentando contagiarles -al menos- parte del optimismo y de la autenticidad de algunos de sus personajes y de su propia personalidad.
En 1943 rodó, de nuevo con Sam Wood, For Whom the bell tolls (Por quién doblan las campanas), según la acreditada novela de Ernest Hemingway, y en donde daba vida a Robert Jordan, en el contexto de la dramática guerra civil española.
https://www.filmaffinity.com/es/film879381.html
Cooper, a finales de 1939, cuando terminó el contrato que le vinculaba a la Paramount, decidió trabajar por libre, de manera independiente, seguro de sus posibilidades y de sus capacidades.
En 1944 optó por fundar su propia productora, la International Pictures, pero a pesar de las expectativas creadas la compañía duró poco porque -según la opinión del propio Cooper- ser actor y productor le superaba, le creaba más quebraderos de cabeza que satisfacciones.
Continuó pues como independiente trabajando para diferentes productoras, con mayor o menor éxito, dependiendo del tema o del director del film.
Trabajó con directores que le ofrecían confianza porque los conocía de películas anteriores y con otros nuevos que ya tenían suficientemente contrastada su valía. Con Sam Wood, por ejemplo, rodó Saratoga Trunk (La exótica, 1945); con Cecil B. de Mille, Unconquered (Los inconquistables, 1947); con Fritz Lang, Cloak and Dagger (Clandestino y caballero, 1946)
y Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey, un melodrama que reanimó algo una carrera que empezaba a estar un poco alicaída.
En 1944 optó por fundar su propia productora, la International Pictures, pero a pesar de las expectativas creadas la compañía duró poco porque -según la opinión del propio Cooper- ser actor y productor le superaba, le creaba más quebraderos de cabeza que satisfacciones.
Continuó pues como independiente trabajando para diferentes productoras, con mayor o menor éxito, dependiendo del tema o del director del film.
Trabajó con directores que le ofrecían confianza porque los conocía de películas anteriores y con otros nuevos que ya tenían suficientemente contrastada su valía. Con Sam Wood, por ejemplo, rodó Saratoga Trunk (La exótica, 1945); con Cecil B. de Mille, Unconquered (Los inconquistables, 1947); con Fritz Lang, Cloak and Dagger (Clandestino y caballero, 1946)
https://www.filmaffinity.com/es/film323228.html
Entre los contratos acordados para trabajar con diferentes productoras Gary había firmado uno con la Warner para realización seis películas.
Su mujer le sugirió que la primera de ellas podría ser una adaptación de un best-seller que le había causado muy buena impresión: El manantial. La productora compró los derechos para realizar la película y pensó en Barbara Stanwick como posible co-protagonista, sabiendo los buenos resultados que en el pasado había deparado la pareja, pero el director -King Vidor- la rechazó para el papel por ser excesivamente madura e eligieron para el mismo a una joven y desconocida actriz que acababa de descubrirse en Broadway: Patricia Neal.
El rodaje fue, como veremos en el próximo post, turbulento, pues los protagonistas se enamoraron y no tardó mucho en saltar el escándalo para gusto de melodramáticos, cotillas y tabloides.
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