Para los que amamos el cine elegir un tema sobre el que reflexionar y escribir no es tan fácil como se pudiera suponer ya que existen -si uno se pone a rascar un poco- demasiadas posibilidades interesantes: la omnipresencia del cine en nuestras vidas y el tremendo impacto social en sus más de cien años de historia han sido de tal magnitud y calado que se podrían escribir -¡y de hecho se escriben!- bibliotecas enteras de temas de interés relacionados con el mismo.
Aun siendo consciente de esa dificultad, deseaba hace tiempo escribir de nuevo algún artículo sobre cine. Pensé en un principio, influenciado por la lectura del libro “Dónde el cine os lleve” (1) -que consigue mostrarnos un completo e interesante relato sobre cómo los viajes han inspirado al cine-, hacer un repaso a un género prácticamente inexistente, al menos oficialmente, el cine de viajes.
Sin duda podría ser un tema muy interesante para reflexionar tanto para mí como para los que leen este blog, pero llegué a la conclusión de que si ya es difícil hablar de “género” cinematográfico como tal, hacerlo referido a algo tan amplio como los viajes podría ser, cuando menos, desalentador, al menos partiendo desde la necesidad - para mí imperiosa- de establecer unos mínimos que acotasen el tema.
Sin duda podría ser un tema muy interesante para reflexionar tanto para mí como para los que leen este blog, pero llegué a la conclusión de que si ya es difícil hablar de “género” cinematográfico como tal, hacerlo referido a algo tan amplio como los viajes podría ser, cuando menos, desalentador, al menos partiendo desde la necesidad - para mí imperiosa- de establecer unos mínimos que acotasen el tema.
Desde luego no es porque faltasen posibilidades: películas de viajes y sobre viajes hay muchas dignas de verse y analizarse aunque, desde mi punto de vista, la mayoría de ellas no podrían englobarse en algo tan pretendidamente concreto y "sólido" (y sin embargo, a veces, también vaporoso) como un género cinematográfico, ya que todas ellas se internan sin reparos en diversas temáticas que, quizás, tengan más peso a la hora de caracterizarlas cara a una posible clasificación. (2).
También consideré retomar, debido al permanente interés que siempre ha despertado en mí, un tema sobre el que ya tuve la oportunidad de reflexionar en otro momento y en esta misma sección: la imagen de la vampiresa, de la “perversa” (3), la que destroza el orden establecido y “aleja” al hombre de sus responsabilidades conduciéndolo a la ruina versus el estereotipo de mujer hacendosa y "fiel" (y madre si es posible). No tengo la menor duda de que el tratamiento de los diferentes arquetipos femeninos en el cine daría, no ya para un articulo de blog, sino para una verdadera enciclopedia y, probablemente, sea esa extrema dimensión la que me ha hecho relegar la reflexión para alguna otra futura ocasión más apropiada y probablemente en un foro diferente.
Todas las vueltas dadas entre libros y revistas buscando temas interesantes no redujeron posibilidades, más bien al contrario. Pensé incluso -víctima de ese afán rememorativo que nos embarga a algunos a medida que llegamos a cierta edad- en repasar qué había sucedido con aquellos directores que de alguna forma marcaron mi juventud y la de todos los cinéfilos de mi generación: Coppola, Scorsese, Cimino, De Palma, Jarmusch, Lucas, Cassavetes…….pero, finalmente, y después de ver varias películas de mi filmoteca, he preferido reflexionar sobre algo muy diferente: el tratamiento de la pareja en el cine o, más exactamente ya que se hace imprescindible acotar, por el enfoque que de ella han dado, más o menos recientemente, tres directores en concreto, muy diferentes entre sí, Ang Lee, Sam Mendes y Richard Linklater.
El cine, desde luego ya nadie puede ponerlo en solfa, ha sido un potente forjador de imágenes y un poderoso divulgador de mitos. Ha influido mucho más de lo que sus creadores hubieran podido imaginar en la creación de estereotipos y en el “moldeado” ideológico de sus devotos espectadores. Su efecto “publicitario” –consciente o inconscientemente- ha conseguido introducir modas, estimular sensibilidades o, simplemente, adoctrinar.
En este sentido, y por poner un ejemplo suficientemente clarificador referido al tema que ahora nos ocupa, la imagen de las “perversas” -antes mencionadas- versus la imagen de la mujer honrada y cabal, "guardiana de su hogar", ha sido una de las contraposiciones mas disfrutadas por todos los que amamos el cine y que ha posibilitado que admiremos duelos interpretativos y personajes cincelados a golpe de tópicos y esquematizaciones aunque rozando la genialidad..... pero esa misma propuesta/imagen ha sido también una de las más peligrosas si tenemos en cuenta el sutil impacto configurador de creencias y modelos que tiene el cine.
Muchos espectadores - mujeres y hombres- indefensos ante los encantos sugestivos de la sala oscura, asimilaron inconscientemente la propuesta y configuraron con ella su ideal amoroso o matrimonial, ideal que -lógicamente y para gusto o disgusto- tendrían que chequear posteriormente con la realidad asumiendo las lindezas más o menos ficticias de una vida de película o la crudeza de una realidad a años luz de lo visionado en las pantallas.
Claro que si bien es verdad que, sobre todo en el Hollywood de los años treinta hasta los años cincuenta, la imagen de la “buena esposa y madre” fue ensalzada en la pantalla con unas buenas dosis de convencionalismo (y reaccionarismo), también lo es el que muchos de los directores actuales han abordado el tema con enorme realismo y han intentado reflejar la problemática común a cualquier ser humano maduro, lejos de ensoñaciones o idealizaciones infantiles e interesadas. Y de eso vamos a hablar.
En este sentido, y por poner un ejemplo suficientemente clarificador referido al tema que ahora nos ocupa, la imagen de las “perversas” -antes mencionadas- versus la imagen de la mujer honrada y cabal, "guardiana de su hogar", ha sido una de las contraposiciones mas disfrutadas por todos los que amamos el cine y que ha posibilitado que admiremos duelos interpretativos y personajes cincelados a golpe de tópicos y esquematizaciones aunque rozando la genialidad..... pero esa misma propuesta/imagen ha sido también una de las más peligrosas si tenemos en cuenta el sutil impacto configurador de creencias y modelos que tiene el cine.
Muchos espectadores - mujeres y hombres- indefensos ante los encantos sugestivos de la sala oscura, asimilaron inconscientemente la propuesta y configuraron con ella su ideal amoroso o matrimonial, ideal que -lógicamente y para gusto o disgusto- tendrían que chequear posteriormente con la realidad asumiendo las lindezas más o menos ficticias de una vida de película o la crudeza de una realidad a años luz de lo visionado en las pantallas.
Claro que si bien es verdad que, sobre todo en el Hollywood de los años treinta hasta los años cincuenta, la imagen de la “buena esposa y madre” fue ensalzada en la pantalla con unas buenas dosis de convencionalismo (y reaccionarismo), también lo es el que muchos de los directores actuales han abordado el tema con enorme realismo y han intentado reflejar la problemática común a cualquier ser humano maduro, lejos de ensoñaciones o idealizaciones infantiles e interesadas. Y de eso vamos a hablar.
Tres directores a tener en cuenta.
Como he mencionado antes, casi siempre es complicado hacer una selección pero, al menos en este caso, reconozco que no hay una intención excesivamente predeterminada en la misma.
Elegir a tres directores como Ang Lee, Sam Mendes y Richard Linklater no implica más determinación que la causada en el que esto escribe por la visión reciente de algunas de sus películas, películas que considero particularmente interesantes y recomendables, no solo por sus posibles valores fílmicos sino, especialmente, por su visión ideológica.
Aun así la misma propuesta podría llevarse a cabo con otros muchos directores y otras películas ya que el tema de la relación de pareja y la configuración familiar ha interesado a muchos creadores cinematográficos.
Elegir a tres directores como Ang Lee, Sam Mendes y Richard Linklater no implica más determinación que la causada en el que esto escribe por la visión reciente de algunas de sus películas, películas que considero particularmente interesantes y recomendables, no solo por sus posibles valores fílmicos sino, especialmente, por su visión ideológica.
Aun así la misma propuesta podría llevarse a cabo con otros muchos directores y otras películas ya que el tema de la relación de pareja y la configuración familiar ha interesado a muchos creadores cinematográficos.
Ang Lee (4) comenzó su carrera cinematográfica en 1992 con el film “Manos que empujan (5)”, con el que obtuvo cierto reconocimiento crítico y despertó el interés entre el público por seguir su carrera. Esta pareció todavía más prometedora cuando su segundo largometraje, “El banquete de bodas” (1993) (6), no defraudó las expectativas. A partir de ahí fueron muchos los títulos que obtuvieron el favor de los espectadores y de la crítica: “Comer, beber y amar”, “Sentido y Sensibilidad”, “ La tormenta de hielo” y otros de diferente índole y temáticas variopintas que consiguieron que este director de origen taiwanés, pero afincado desde muy joven en los Estados Unidos, fuese valorado y reconocido por la propia Academia de Hollywood, siendo nominado en numerosas ocasiones y ganando el Oscar a la mejor dirección en tres de ellas: en el 2000 (Tigre y Dragón), en el 2005 (Brokeback Mountain) y en el 2012 con La vida de Pi. (7)
Desde mi punto de vista, si hay algo que, a pesar de las diferencias temáticas, unifique los films de Ang Lee, sería su pasión por abordar temas más o menos límites o su afán por dar una visión sobre personajes que, de alguna manera, se hallan en tránsito: ya sea que nos cuente –con tono humorístico- los avatares de una pareja gay interracial o los problemas de unos rudos y masculinos vaqueros que viven un apasionado romance, o porque ponga bajo su punto de mira a un personaje tan de cómic como el musculitos de color verde Hulk, o diseccione con la pasión de un forense la sociedad americana, Lee se enfrenta siempre con seres que no encajan a la perfección en la circunstancia o en el momento que les ha tocado vivir. Plantea casos y problemas que descubren los fallos del sistema, la inadecuación a la realidad del paradigma vigente.
Esos personajes a veces se arman de coraje y se enfrentan al establishment o, en otras ocasiones, son vencidos por el mismo pero, en cualquier caso Ang lee procura mostrar,esa lucha particular de cada uno con la suficiente delicadeza como para que sea el espectador, más que el director, el que finalmente se acabe posicionando sobre lo que se muestra.
Tal y como sucedía en su película La vida de Pi –en donde uno no tenía nunca la certeza de que lo que se nos contaba no fuese una alucinación más que una realidad-, lo que nos narra en sus films permite diferentes lecturas aunque, evidentemente, el director se posiciona respecto a lo que cuenta por el mero hecho de elegir lo que quiere mostrarnos y contarnos.
En cualquier caso, hay algo de sutileza oriental en esa habilidad por elegir argumentos e historias y luego desarrollarlas de tal manera que no parezcan una película de tesis a lo Passolini.
Para este artículo, debido al tema del mismo –las relaciones de pareja en la posmodernidad-, me parece relevante reflexionar sobre dos películas de este director: El banquete de bodas (1993) y La tormenta de hielo (1997).
Sam Mendes (8) (Redding, Gran Bretaña, 1965) es un director de sólida formación dramática.
Estudió literatura inglesa en la Universidad de Cambridge y trabajó como director de la Royal Shakespeare Company. Realizó algunas producciones televisivas que acrecentaron su prestigio antes de destacar con el rotundo triunfo de su primer largometraje, American Beauty (1999), dura crítica a una tradicional familia americana, sustentada en un brillante guión de Alan Ball (futuro creador de la serie televisiva A dos metros bajo tierra), y por la que recibió el Oscar al mejor director.
El éxito le permitió abordar películas de diferentes géneros y temáticas (bélico, gánsters, acción/aventuras, melodrama), desde mi punto de vista con desigual fortuna (Jearhead (2005), por poner un ejemplo, si bien no funcionó excesivamente mal en taquilla, a mí me pareció –y me sigue pareciendo- un verdadero pestiño de película). Parece evidente que -es de suponer- la pretensión de ganar espectadores y millones debió pesar a la hora de lanzarse a según qué proyectos aunque creo que, con todo, Mendes no por eso ha renunciado totalmente a un particular toque diferenciador que da a sus films – ¡incluido un James Bond!- una cierta calidad.
Para este artículo he seleccionado su primer largometraje, la ya mencionada American Beauty y Revolutionary Road, filmada en el 2008 y protagonizada por la que entonces era su mujer, la actriz Kate Winslet. En ambas películas Mendes elabora una particular destilación del american dream, impregnando de realismo (a veces también de causticidad) algunos ideales ya caducos y enfrentándose a la realidad de la pareja sin edulcoramientos innecesarios, aunque ello signifique una visión más bien dramática y desesperanzadora de la pareja y de la familia.
Por último reflexionaré sobre el particular experimento cinematográfico realizado por el director norteamericano Richard Linklater (Houston, 1960) (9) quien, con su saga “Before” (10) ha conseguido plasmar un increíble documento sobre la evolución de una pareja en concreto - pero que puede representar a cualquier pareja actual- lo que da a las tres películas que componen la trilogía Before un gran interés, no solo cinematográfico sino casi antropológico.
Linklater fue el fundador de la Sociedad cinematográfica de Austin (Texas); descubrió su amor por el cine visitando un pequeño teatro local de Houston -en donde también se daban sesiones de cine- y volcándose en la lectura de los grandes de la literatura mientras trabajaba en una plataforma petrolífera en el Golfo de Méjico.
En 1984 decidió entrar en la Universidad de Austin para estudiar cine y desde entonces toda su carrera profesional ha estado vinculada al séptimo arte, dirigiendo su primera película, Woodshock, en 1985. Lo peculiar de su producción cinematográfica le ha hecho ganarse cierta fama como cineasta independiente, aunque debo reconocer que salvo la trilogía que voy a comentar no he tenido ocasión de ver ningún otro título de su filmografía.
Seguramente el documental que se verá a no tardar mucho sobre este director (21 years: Richard Linklater, (11)) nos podrá arrojar una interesante imagen complementaria a la que de él podamos deducir en sus películas, pero mientras tanto me centraré en el análisis de su trilogía que nació sin ánimo de serlo y que se ha convertido en una rareza que otorga al conjunto de películas que la componen un particular valor cinematográfico y sociológico, en el sentido de que pocas veces se ha podido materializar el proceso de una evolución argumental de forma tan realista al contar durante un lapso de más de veinte años con los mismos actores.
Notas.
(1). Lens, J. y Ortiz, F.J., Hasta donde el cine nos lleve, Ultramarina, Granada, 2009.
Ambos autores hacen un ameno recorrido por infinidad de películas con el tema del viaje como telón de fondo. Ameno de leer y curioso por el gran y acertado manejo de infinidad de films aunque, desde mi punto de vista, quizás falla un poco en la misión de definir y acotar un supuesto género de cine de viajes. Seguramente una mayor concisión temática y temporal contribuiría a un mayor rigor cara a perfilar un género o un subgénero con características claras y determinantes.
(2). Prácticamente todas las películas que narran un viaje son films catalogados por los expertos como pertenecientes a otros géneros con unos límites más reconocidos y aceptados por la mayoría de los críticos.
Un ejemplo emblemático sería el western en donde las caravanas de colonos y su avance hacia el Oeste inexplorado acapararon una gran cantidad de filmografía (a la vez que se construía una particular visión del avance colonizador de un país carente de historia).
También en muchas de las películas del género de aventuras se da un ímpetu viajero: es fácil encontrar en sus historias viajes y periplos sin fin por no hablar de que todo héroe que se precie debe acrisolarse en la realización de un viaje –a ser posible lleno de peligros- que cuánto más largo y lejano sea, mejor.
Por descontado, en las películas con temática espacial se imponen los viajes interés-telares y la exploración del universo como el sentido primordial de las mismas, pero estas películas solo se consideran de viajes secundariamente, ya que el género de la ciencia-ficción parece que las engloba de manera más global y definitoria.
Personalmente considero que, quizás, el más ortodoxo cine de viajes sea el subgénero de las road-movies ya que en ellas se dan todos los ingredientes propios de lo que implica un viaje a nivel existencial: en ellas el viaje tiene las características necesarias y el peso adecuado como para configurar la trama y, por tanto, la esencia del film; de esta forma el argumento está basado y desarrollado en torno al mismo, en una especie de tránsito esencial, con personajes movidos y transformados por el viaje, que suelen hacer una defensa del mismo como la única forma de llegar al conocimiento que permita –si es imprescindible- echar raíces en su momento…..
Aun así, en estos tiempos posmodernos y líquidos, parece poco atinado aferrarse a una sola denominación de género cuando un análisis certero demuestra que la mayo-ría de las películas integran en sí mismas diversos géneros y diferentes perspectivas a la vez, lo que dificulta sobremanera una etiquetación única. Ya no existe la rigidez de aquellos tiempos en los que los grandes estudios marcaban las pautas y decidían des-de sus fábricas de sueños que productos, más o menos de serie, saldrían para consumo del espectador y dándole una clara definición a lo que producían: comedias, de vaqueros, de romanos, musicales, melodramas…….
(3) En otro foro diferente (trabajo correspondiente a la asignatura de cine (La mujer en el cine) de primero del Titulado en Cultura y Solidaridad), tuve la oportunidad de reflexionar sobre algunos aspectos del tratamiento cinematográfico de un estereotipo tan singular y tan maravillosamente tratado en las películas de los años treinta y cuarenta, como el de la vampiresa, la perversa encarnada por muchas de las principales actrices del momento. Reflexiones que también colgué en este mismo blog hace ya un tiempo. Alejándome de planteamientos reduccionistas o excesivamente sesgados –a pesar de que el análisis ideológico, visto con perspectiva, podría ser sustancioso- intenté reflexionar sobre el porqué de la persistencia de dicha figura desde los inicios del cine hasta prácticamente mediados de los cincuenta. No estoy muy convencido de que consiguiese aclarar un tema tan polifacético pero, al menos, creo que conseguí mostrar la fascinante plasmación del mito a través de algunas películas que, independientemente de su ideología, han calado en nuestro particular imaginario y han acompañado muchos de nuestros sueños.
(4) Sobre Ang Lee, en internet:
De donde obtengo la siguiente filmografía: The Hire (BMW Short Movie) - Chosen (2002) Manos pujantes (1992) El banquete de bodas (1993) Comer, beber, amar (1994) Sense and Sensibility (1995) La tormenta de hielo (1997) Cabalga con el diablo (1999) Tigre y dragón (2000) Hulk (2003) Brokeback Mountain (2005) Deseo, peligro (2007) Taking woodstock (2009) La vida de Pi (2012)
(5) Manos que empujan, ficha técnica:
(6) El banquete de bodas, ficha técnica y datos:
Trailers y escenas:
(7) La vida de Pi:
(8) Sobre Sam Mendes:
De donde obtengo la siguiente filmografía:
Cabaret (TV) (1993) [Reino Unido], con Jane Horrocks, Alan Cumming, Sara Kestelman, George Raistrick, Charlotte Medcalf, Loveday Smith Company (TV) (1996) [Reino Unido], con Adrian Lester, Rebecca Front, Clive Rowe, Clare Burt, Gareth Snook, Liza Sadovy, Teddy Kempner, Sophie Thompson, Sam Mendes American Beauty (Belleza Americana) (1999), con Kevin Spacey y Annette Bening. Presupuesto: $15 millones. Taquilla: $356,296,601 Road to Perdition (Camino a la perdición) (2002), con Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law y Daniel Craig. Presupuesto: $80 millones. Taquilla: $181,001,478 Jarhead (2005), con Jake Gyllenhaal, Peter Sarsgaard y Jamie Foxx. Presupuesto: $72 millones. Taquilla: $96,889,998 Revolutionary Road (2008), con Leonardo DiCaprio, Kate Winslet y Kathy Bates. Presupuesto: $35 millones. Taquilla: $75,225,693 Away we go (Un lugar donde quedarse) (2009), con John Krasinski, Maya Rudolph, Maggie Gyllenhaal y Jeff Daniels. Presupuesto: $7 millones. Taquilla: $10,219,669
Skyfall (2012) con Daniel Craig, Judi Dench, Javier Bardem y Ralph Fiennes. Presupuesto: $200 millones. Taquilla: $1,108,348,855 hasta ahora... Spectre (2015) con Daniel Craig, Christoph Waltz, Lea Seydoux y Ralph Fiennes
http://www.imdb.com/name/nm0005222/bio?ref_=nm_ov_bio_sm
http://www.biography.com/people/sam-mendes-9405648
https://www.youtube.com/watch?v=Ag_ijyOMjI8
(9) Richard Linklater:
Boyhood (2014). Director, guionista, productor. Before Midnight (2013). Director, guionista, productor. Bernie (2012). Director, guionista. Up to Speed (Serie TV. 1ªTemporada. Cap. 2, 3, 4, 5,6.) (2012). Director. Me and Orson Welles (2009). Director. Inning by Inning: A Portrait of a Coach. (2008). Director. A Scanner Darkly (2006). Director, guionista (Basada en la novela Una mirada en la oscuridad de Philip K. Dick) Fast Food Nation (2006). Director, guionista. The bad news bears (2005). Director. Antes del atardecer (2004). Director, guionista, producción. $5.15/Hr.(TV) (2004). Director, guionista. Escuela de Rock (2003). Director. Despertando a la vida (Waking life, 2002). Director, fotografía, guionista. Live from Shiva’s Dance Floor (C)(2002). Director. Tape (2001), Director Spy Kids (2001). Actor. Los Newton Boys (1998). Director. SubUrbia (1996). Director. Antes del amanecer (1995). Director, guionista. Dazed and Confused (1993). Director, guionista. Heads I Win / Tails You Lose.(video experimental) (1991).Director, guionista, producción. Slacker (1991). Director, productor, actor.
It's Impossible to Learn to Plow by Reading Books (1988). Director, fotografía, guionista. Woodshock (C)(1985). Director, fotografía, guionista.
(10) Se llama trilogía “Before” a la compuesta por estas tres películas; Antes del amanecer (1995); Antes del atardecer (2004) y Antes del anochecer (2013)
(11) Sobre el documental “21 years: Richard Linklater”
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Texto: Javier
Nebot
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