miércoles, 4 de mayo de 2016

Momentos de cine (70): El doctor Frankenstein (James Whale,1931).


En un momento social en el que parece que algunos políticos y algunos dirigentes públicos están dispuestos a experimentar con todo tipo de posibilidades (muchas de ellas con francas similitudes al pachtwork ideológico), nada como recordar un clásico cinematográfico como "El doctor Frankenstein" (1931), probablemente la mejor película de James Whale.
De tan "clásica" como es para nosotros la imagen del ser soñado por la srta. Godwin Wollstonecraft, de casada Mary Shelley (que tuvo unos 18 años muy imaginativos), hoy no solo no nos da miedo sino que, más bien, nos inspira ternura (diferentes revisitaciones al mito nacido en la villa Diodati han contribuido a ello), pero en su origen la tortuosa historia del moderno Prometeo planteaba cuestiones muy inquietantes e, incluso, terroríficas.
Su argumento, ya archiconocido por todos debido a las múltiples variaciones cinematográficas que se han producido posteriormente, no ha dejado de inspirar nuevas creaciones artísticas (incluso óperas).
Director: James Whale.
Producción: Universal.
Productor: Carl Laemmle, Jr.
Adaptación: John L. Balderston sobre la novela "Frankenstein" de Mary W. Shelley y de la obra "Frankenstein" de Peggy Webling.
Guión: Robert Florey, Garret Fort y Francis Ed. Faragoh.
Maquillaje: Jack P. Pierce.
Fotografía: Arthur Edeson.
Montaje: Clarence Kolster.
Director artístico: Charles D. Hall.
Reparto:
Henry Frankenstein: Colin Clive.
Elizabeth: Mae Clarke.
Victor Moritz: John Boles.
El monstruo: Boris Karloff.
Dr. Waldman: Edward van Sloan.
Barón Frankenstein: Frederick Kerr.
Fecha del estreno: Diciembre de 1931.


Es curioso constatar cómo de todo el reparto, quien ha pasado a la memoria colectiva haya sido, por encima del resto de los protagonistas, Boris Karloff .
Su excelente personificación del "monstruo" surgido del afán experimentador del doctor, se llevó realmente la palma en cuanto al fervor del público y marcó decisivamente su carrera cinematográfica. También el director, James Whale, consiguió con este film la obra cumbre de todo su historial como director aunque, en un principio, no sintió demasiado interés por incorporarse al proyecto que ya estaba en marcha y solo gracias a la insistencia del productor  Laemmle decidió finalmente implicarse  en el mismo con el buen resultado que todos los amantes del cine sabemos.
Para los aficionados a los pormenores nada como el libro que publicó Juan A. Pedrero sobre James Whale. En él se nos informa que Whale, a diferencia del libro y de la obra de teatro, no quería cargar especialmente las tintas sobre los aspectos negativos de la criatura sino, más bien, pretendía que el público se identificara con sus desventuras.
Este planteamiento fue decisivo, por ejemplo, en una escena tan emblemática, como la del encuentro entre la niña y el monstruo. En ella vemos como entre las dos jóvenes "criaturas" se establece una sencilla conexión que les hace jugar de manera espontánea. La idea original era que  Karloff debía proseguir el juego con la pequeña.....lanzándola como si fuese una de las flores al lago; después se mostraría su desesperación al ver que ésta no flotaba en el agua como el resto de las flores. Karloff encontraba muy difícil realizar semejante lanzamiento con todo el maquillaje que llevaba encima, la madre de la niña no quería ni que se le moviese un rizo a la pequeña y Whale pretendía encontrar una manera más poética de enfocar la desolación del monstruo. Finalmente se optó  por eliminar el lanzamiento de la niña sustituyéndolo por una elipsis en la que se mostraba el rostro desconsolado del inocente asesino.


http://www.todostuslibros.com/busquedas/?keyword=james+whale














Entrada revisada a 22-04-2020
Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran  corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.
 Javier Nebot

No hay comentarios:

Publicar un comentario