domingo, 21 de agosto de 2016

Pequeño Tour por Italia (17): Pistoia.

Pistoia es una antigua ciudad medieval, no muy grande (alrededor de noventa mil habitantes), que se puede visitar cómodamente en tren desde Florencia (tarda unos 45´).
Hay, como en casi todas las pequeñas ciudades toscanas, diversos motivos que pueden justificar una visita pero, para mi, el motivo principal  fue poder ver in situ el Ospedale del Ceppo, cuya fachada contiene Las siete obras de la Misericordia, de terracota policromada, realizadas por Giovanni della Robbia entre 1514 y 1525.
La estación ferroviaria, en la plaza Dante Alighieri, está a tan solo un cuarto de hora andando del núcleo histórico de la ciudad. Éste no es excesivamente grande y -quizás- podría haberse visitado en el mismo día junto con otro burgo de tamaño similar y  cercano en distancia, Prato -ciudad que nosotros visitamos al día siguiente y que tendrá una próxima entrada en este blog-, pero creo sinceramente que es preferible andar holgados de tiempo y disfrutar la visita con más relajo y calma, olvidándose de las típicas premuras de los tour convencionales en plan "subanestrujenbajenfotoyvuelvanasubir", que obligan a acelerarse en un afán compulsivo de mirar y no ver.
Disfrutamos de esta manera tanto de las tiendas y reclamos cotidianos como de los monumentos artísticos dignos de visita (y aun así, por cuestión de horarios, quedaron cosas pendientes de ver para otra visita).


Abundancia de vírgenes negras en sus iglesias.

Como es costumbre la plaza principal es la Piazza del Duomo que está presidida por la Catedral de San Zeno. A diferencia de otros destinos, más turistizados, Pistoia no está "invadida" de visitantes lo que permite tomarse un capuccino en medio de la plaza y disfrutando del panorama por el módico precio de 1,20 e.
El hermoso campanario, que se levanta 67 metros desde el suelo, tiene su base en los restos de una antigua torre longobarda. Se puede visitar, pero el que se anime tendrá que subir a pie sus más de doscientos escalones.
Italia, como casi todos los países europeos, disfrutaba de mil medidas diferentes hasta que se impuso el sistema métrico y el metro se convirtió en el patrón indiscutible. Queda constancia de ello en el edificio del Ayuntamiento.

Algunas fuentes datan la existencia de la catedral ya en el año 923 aunque su aspecto actual es, obviamente, posterior y se debe a profundas modificaciones realizadas durante los siglos XII, XIV y XV. El baptisterio octogonal que se alza frente al Duomo es de 1359.





El ya mencionado Ospedale del Ceppo (Plaza Giovanni XXIII) existía ya en 1287, antes de que se construyera el edificio que hoy vemos cuyo pórtico es obra de Michelozzo y tuvo un papel fundamental en la historia de la ciudad cuando llego a ésta la terrible epidemia de peste negra.

El friso y los rosetones de barro cocido policromado de Giovanni della Robbia demuestran su maestría artesanal




En la Piazza della Sapiencia, justo en la esquina derecha, en donde se se ve una bandera italiana y un toldo blanco se encuentra  "Le officine del  Marini", en donde comimos muy bien y a un precio muy razonable (12e el menú del día).
E

Quizás las horas más temidas -y pesadas- de toda visita fueron las posteriores a la comida ya que el calor no contribuye precisamente a aligerar la somnolencia posterior a la misma y las calles se vacían de "propios" que pueden cobijarse en sus hogares......pero ¡es el precio a pagar cuando uno viaja!


Iglesia de San Andrea, en donde coincidimos con un grupo de turistas franceses.
Púlpito de Giovanni Pisano, terminado en 1301.



Escenas de la vida de Cristo esculpidas por Pisano.
La fundación Caript (Palazzo de´Rossi, en Via de´Rossi 26) ofrecía al público la exposición "Le sentinelle della memoria: Giocattoli de un´altra epoca
 Entre las piezas mostradas dos muñecos japoneses del siglo XIX

Texto y fotos:  Javier Nebot

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