Petersen
manejó con habilidad las escenas bélicas planificándolas adecuadamente, sin
sobrecargar al espectador con continuas batallas y evitando de está forma convertir la película en un homenaje a los vídeo juegos, tan en boga hoy y tan pesadamente reiterantes. Toda la parafernalia militar
de la época está bastante bien representada. Imprescindiblemente, dentro de la
línea homérica, también podemos disfrutar de combates individuales entre los
diversos héroes.
Héctor, Aquiles, Ajax, Patroclo y demás aspirantes a la eternidad tienen oportunidad de lucir sus habilidades guerreras aunque, cómo bien señala el prudente Héctor/Bana reconviniendo al iluso Paris/Bloom: “No hay nada glorioso ni poético en morir”
Héctor, Aquiles, Ajax, Patroclo y demás aspirantes a la eternidad tienen oportunidad de lucir sus habilidades guerreras aunque, cómo bien señala el prudente Héctor/Bana reconviniendo al iluso Paris/Bloom: “No hay nada glorioso ni poético en morir”
Héctor,
al contrario que el flamígero Aquiles,
es un héroe “tranquilo”: quiere defender a su patria y disfrutar de su mujer y
su hijo. Lejos, pues, de las ambiciones explícitas de inmortalidad del flamígero Aquiles.
Claro
que el Héctor de la Ilíada no es tan maravillosamente perfecto como el que nos
muestra Petersen, pero nuestro director quiere -obviamente-contraponerlo, tal
y como he mencionado antes, a la postura vital de Aquiles.
Héctor dice guiarse por sus principios: “ama a tu mujer, honra a los dioses y defiende a tu patria” (vamos: el ideal de cualquier suegra que se precie de tal); Aquiles, sin embargo, opta por vivir con intensidad el momento y actúa en función de ampliar su fama y su gloria, caiga quien caiga en el camino.
Héctor dice guiarse por sus principios: “ama a tu mujer, honra a los dioses y defiende a tu patria” (vamos: el ideal de cualquier suegra que se precie de tal); Aquiles, sin embargo, opta por vivir con intensidad el momento y actúa en función de ampliar su fama y su gloria, caiga quien caiga en el camino.
Antes
he mencionado la poca presencia de los dioses en la película que tratamos pero…
¿Creían Héctor y Aquiles en los dioses? ¿Eran los héroes religiosos?
La
religiosidad en la antigua Grecia es un tema complejo que escapa con mucho a
las pretensiones de este artículo pero sí quisiera señalar que la observancia
de los ritos, imprescindibles para expresar el respeto de los hombres hacia la
divinidad, era un factor clave de la religiosidad griega.
Los gestos, las conductas, los ceremoniales, son parte de un sistema de valores en los que priman el respeto a los antepasados, a los muertos.
Y a todo ellos tenemos que añadir dos conceptos bastante complejos (más que nada porque son prácticamente obsoletos en nuestra sociedad) como son la timé y el géras. Ambos con un peso decisivo en la historia que analizamos.
Los gestos, las conductas, los ceremoniales, son parte de un sistema de valores en los que priman el respeto a los antepasados, a los muertos.
Y a todo ellos tenemos que añadir dos conceptos bastante complejos (más que nada porque son prácticamente obsoletos en nuestra sociedad) como son la timé y el géras. Ambos con un peso decisivo en la historia que analizamos.
Cuando,
ya metidos en faena, Agamenón se apropió de la esclava de Aquiles (Briseida, mezcla en la película del personaje de este nombre y de Polixena la hija de
Príamo, de la tradición posthomérica), éste -ofendido- optó por alejarse de la
lucha con la lógica preocupación de todos los griegos que participaban en la guerra
que temieron perder su mejor baza.
Como
bien señala Bernardo Souvirón ("Los Hijos de Homero"): ”Se trata de un enfrentamiento –el de Agamenón y Aquiles- por una mujer (siempre la mujer aparece
como causa de estas disputas que
“perturban” las cosas de los hombres), Briseida, hija de Brises, cuyo
nombre era en realidad Hipodamía. Estaba
casada con Mines, rey de Lirneso, ciudad aliada de Troya, cuando Aquiles tomo
la ciudad, mató a su marido y se la
llevó como botín de guerra. Agamenón se la reclamó a Aquiles para resolver una cuestión de honor y jerarquía"
En un momento dado
Aquiles está a punto de agredir a Agamenón pero, como también señala Souvirón, “Atenea interviene y lo impide. Aquiles no es libre, ni siquiera, de perder el control pues éste es un mundo en
el que el individuo no existe, ni la libertad individual por tanto. Ante el
acto de Agamenón, un acto en el que éste abusa de su poder, Aquiles reacciona
basándose en su honra perdida (átimos). Es
la timé lo que finalmente importa. La intervención de Atenea evita que la
cólera de Aquiles dañe su timé ante la comunidad de guerreros aqueos, lo que
acarrearía, como ya le ha ocurrido a Agamenón, una inevitable pérdida de prestigio.
No es él quien elige: no puede ni sabe,
elegir, pues no se ha formado todavía el concepto de persona individual" (Op.cit. pág.70)
El
concepto de “géras” está íntimamente ligado con este conflicto sobre la
posesión y el honor. Géras es el nombre
de los honores que un hombre tiene derecho a reclamar en virtud de su estatus.
Otorga una distinción y supremacía
social que se vuelve esencial en una sociedad aristocrática en donde la
pérdida del géras es necesariamente la pérdida de reconocimiento y valor.
Timé y géras van juntos en un conflicto en
donde estaba en juego el honor y el prestigio pero, evidentemente, es casi
imposible reflejar en una película estas sutilezas motivacionales de la
concepción homérica por lo que, lo que vemos, es el cabreo de Aquiles/Pitt al
robársele la esclava de la que empezaba a enamorarse. Vemos la “ira funesta” de
éste, aunque se nos escapa el motivo profundo de la misma que no es una
cuestión de celos sexuales sino de ultraje por “apropiación” indebida de algo
que considera su propiedad. Las consecuencias son las mismas tanto en la Ilíada
como en la película: Aquiles deja de luchar y, por tanto, también sus
mirmidones.
Su "protegido", Patroclo, entra en escena deseoso de enfrentarse al enemigo en sustitución
de Aquiles. Claro que en la Ilíada Patroclo no se hizo pasar por éste sin su
permiso como nos cuenta Petersen, sino que fue él precisamente quién le animó
a combatir en su lugar y con sus armas.
En Troya no se nos muestra cómo Patroclo mata a Cebríones, hermanastro y auriga de Héctor aunque, evidentemente, sí podemos observar el duelo entre ambos en el que Patroclo pierde su vida ahogándose en su propia sangre tras ser traspasado su cuello. Los rostros de la pantalla muestran el terror y la duda al pensar que, quien realmente había muerto, era Aquiles. Los mismos rostros mudan en alivio y consternación cuando, al quitar el casco al muerto, se percatan de que se trata de Patroclo y no de Aquiles. El drama está servido porque desde ese instante todos intuyen que la guerra está decida. Como bien señala poco después Agamenón:
En Troya no se nos muestra cómo Patroclo mata a Cebríones, hermanastro y auriga de Héctor aunque, evidentemente, sí podemos observar el duelo entre ambos en el que Patroclo pierde su vida ahogándose en su propia sangre tras ser traspasado su cuello. Los rostros de la pantalla muestran el terror y la duda al pensar que, quien realmente había muerto, era Aquiles. Los mismos rostros mudan en alivio y consternación cuando, al quitar el casco al muerto, se percatan de que se trata de Patroclo y no de Aquiles. El drama está servido porque desde ese instante todos intuyen que la guerra está decida. Como bien señala poco después Agamenón:
Aunque
Petersen “abrevia” también en la narración de este episodio (evita mostrar a un
Héctor triunfante y soberbio ante el moribundo Patroclo para no romper la buena
imagen con la que nos lo ha presentado durante toda la película; en vez de
vestirse con las armas que los dioses regalaron a Aquiles, o intentar cortar la
cabeza de su víctima para exhibirla como trofeo clavada en una pica, opta por
un conciliador “Ya basta por hoy”) todos sabemos que la cólera de Aquiles va a
superar a su enfado por el asunto de Briseida.
Un plano panorámico nos
muestra su valiente osadía al exigir el duelo con Héctor. Éste sabe que no
puede rechazar el encuentro. Cuando se
abren las grandes puertas de la muralla Héctor sabe, lo dice su mirada, que
poco tiene que hacer salvo luchar y morir. De hecho mantiene un breve dialogo
con Aquiles con quien pretende llegar a un acuerdo para que se respeten los
juegos funerarios del que muera.
Aquiles/Pitt le responde despreciativamente: “No hay pacto que valga entre leones y hombres”.
El combate entre ambos está muy bien filmado.
El combate entre ambos está muy bien filmado.
Una excelente combinación de primeros planos con
planos medios y panorámicos hacen del duelo un gran momento. La música de
tambor y percusión contribuye a que aumente todavía más la tensión. Los
troyanos observan desde sus murallas. Sus rostros reflejan inquietud pero también cómo se temen lo peor.
No se ve ni un griego (Aquiles despierta temor y reverencia pero no amistad). A
lo lejos se divisa el mar y se supone que el campamento aqueo. La pelea empieza
con lanzas pero pronto acaba con espadas. Héctor resiste, pero en un momento
tropieza y cae. Aquiles, muy en su estilo, le espeta: “Levántate, troyano. Una
piedra no me arrebatará la gloria”.
https://www.youtube.com/watch?v=80SsC_ZNbyI
https://www.youtube.com/watch?v=AiQAhfE5lKI
https://www.youtube.com/watch?v=80SsC_ZNbyI
https://www.youtube.com/watch?v=AiQAhfE5lKI
Finalmente logra matar a Héctor. Lo agarra
por los pies a su carro y lo arrastra hasta su campamento ante la desolación de
los troyanos.
Esto es lo que vemos en la película pero también en este episodio hay algunas variaciones sobre lo que nos cuenta Homero. En primer lugar es Héctor quien esperaba a Aquiles a los pies de la muralla.
Esto es lo que vemos en la película pero también en este episodio hay algunas variaciones sobre lo que nos cuenta Homero. En primer lugar es Héctor quien esperaba a Aquiles a los pies de la muralla.
Además Héctor dio tres vueltas corriendo a la muralla de Troya,
en una especie de carrera para cansar a Aquiles (que tenía fama de rápido, “el
de los pies ligeros”, pero que no logró alcanzarle).
Fue una distracción
de Atenea lo que propició que el combate tuviese lugar.
En la película vemos la cara de preocupación de Héctor al salir por la muralla, pero no se nos muestra el miedo que realmente debió sentir al ver brillar la espectacular armadura de bronce de Aquiles (armadura, regalo de su madre Tetis pero hecha por Hefesto,”tan bella como jamás varón alguno haya llevado sobre sus hombros”).
El diálogo, ofreciendo respeto y funerales apropiados, sí se efectuó con el mismo resultado de la película: no hay posible alianza entre leones y hombres. La soledad de ambos guerreros acentúa la intensidad del enfrentamiento, pero en la narración de Homero no es tan radical. Al morir Héctor muchos aqueos aprovecharon para “con sus picas hendir el hermoso cuerpo inerme”.
En la película vemos la cara de preocupación de Héctor al salir por la muralla, pero no se nos muestra el miedo que realmente debió sentir al ver brillar la espectacular armadura de bronce de Aquiles (armadura, regalo de su madre Tetis pero hecha por Hefesto,”tan bella como jamás varón alguno haya llevado sobre sus hombros”).
El diálogo, ofreciendo respeto y funerales apropiados, sí se efectuó con el mismo resultado de la película: no hay posible alianza entre leones y hombres. La soledad de ambos guerreros acentúa la intensidad del enfrentamiento, pero en la narración de Homero no es tan radical. Al morir Héctor muchos aqueos aprovecharon para “con sus picas hendir el hermoso cuerpo inerme”.
Después de este punto culminante pasamos a otro más intimista pero también fundamental: Príamo (Peter O´toole) se presenta solo en el campamento griego para reclamar el cadáver de su hijo. Postrado ante Aquiles: “He osado hacer lo que ningún terrestre mortal hasta ahora: acercar a mi boca la mano del asesino de
mi hijo”.
https://ociointeligenteparavivirmejor.blogspot.com/2014/04/momentos-de-cine-14-troya-w-petersen.html
O´toole
y Pitt logran dan credibilidad a una escena difícil en donde se trata de
reflejar la posibilidad de la compasión. Como bien dice Príamo: “Incluso los
enemigos pueden mostrar respeto”.
Finalmente se podrán celebrar los juegos
funerarios de Patroclo y Héctor.
Doce
días más tarde los troyanos se encuentran la playa vacía de griegos, pero con un
enorme caballo de madera, “un presente para los dioses”. Paris, intuye algo
malo y desconfía: “Quémalo”. Pero, como no se quiere ofender a los dioses, el
regalo es llevado a la ciudad (no vemos como tuvieron que derribar parte de
los muros para poder introducirlo en ella). La alegría por el fin de la guerra
provoca jolgorio y fiesta en Troya, aunque no tan al estilo “Sodoma y Gomorra”
como en la película de Wise. Por la noche, los griegos descendieron del caballo,
consiguiendo abrir las puertas de las murallas, ya que la guardia estaba
desprevenida.
Troya
saqueada.
El sueño de Hécuba en donde daba luz a una antorcha que incendiaba Troya se ha cumplido. Aquiles acude a la acrópolis buscando rescatar de la masacre a Briseida. Helena, Andrómaca y su hijo, huyen custodiadas por un joven Eneas que recibe (sic) la “espada de Troya” (un curioso intento de vincular esta historia con el relato artúrico).
El sueño de Hécuba en donde daba luz a una antorcha que incendiaba Troya se ha cumplido. Aquiles acude a la acrópolis buscando rescatar de la masacre a Briseida. Helena, Andrómaca y su hijo, huyen custodiadas por un joven Eneas que recibe (sic) la “espada de Troya” (un curioso intento de vincular esta historia con el relato artúrico).
Agamenón,
feliz por la conquista, berrea un “que arda Troya” como si fuese discípulo de
Nerón. Paris, al igual que Aquiles, va en búsqueda de Briseida y finalmente
lucha.
Príamo
es atravesado por Agamenón y es el primero en alcanzar a Briseida a la que coge
por los pelos. Aquiles va en su rescate, aunque ella logra clavarle un cuchillo
al rey de los aqueos y lo mata. Paris cree que Aquiles quiere matar a su
“prima” y lo mata de un flechazo en su famoso talón junto con alguna flecha de
más que hacen de nuestro héroe un preclaro antecesor de San Sebastián y le
otorgan ciertos dones de poeta al decirle a Briseida: “me has dado paz en una
vida de guerra”.
Paris logra huir por un atajo con Briseida. Odiseo/Ulises pone las dos monedas en los ojos de Aquiles dando por finalizada la epopeya.
Paris logra huir por un atajo con Briseida. Odiseo/Ulises pone las dos monedas en los ojos de Aquiles dando por finalizada la epopeya.
Muy
cinematográfico, pero con muchas licencias/libertades respecto a la obra de
Homero.
En la Ilíada no se hace ninguna referencia al caballo famoso aunque su
figura ya esté totalmente vinculada en nuestra mente a la imagen del relato. Es
en la Eneida y en la Odisea (también en la Iliupersis ) en donde encontramos las referencias
al caballo de madera con el que los griegos consiguieron abatir Troya.
En
la Ilíada es Apolo quien guía la flecha de Paris hacia el talón de Aquiles
dándole muerte y dejándonos como eterno sinónimo de punto flaco tan sufrido
talón.
Paris
no consiguió huir sino que murió antes de la caída de de Troya y, por tanto,
del episodio del caballo, a manos de Filoctetes. Los troyanos intentaron que la
ninfa Enone le curase pero ésta se negó y Paris murió.
Helena, su viuda, no huyo a la caída de Troya sino que se casó con uno de sus cuñados, Deífobo. Hay tradiciones que consideran que Menelao (que tampoco murió a manos de Héctor como nos dice la película) quiso matar a Helena por haberle puesto los cuernos, pero Helena huyó refugiándose en el altar de Apolo y cuando Menelao la alcanzó ésta –segura de sus encantos- le mostró sus pechos con lo que Menelao cayó rendido y envainó su espada (aunque es de suponer que desenvainó otra arma algo más lúdica). Renació el amor y regresaron a Esparta.
Helena, su viuda, no huyo a la caída de Troya sino que se casó con uno de sus cuñados, Deífobo. Hay tradiciones que consideran que Menelao (que tampoco murió a manos de Héctor como nos dice la película) quiso matar a Helena por haberle puesto los cuernos, pero Helena huyó refugiándose en el altar de Apolo y cuando Menelao la alcanzó ésta –segura de sus encantos- le mostró sus pechos con lo que Menelao cayó rendido y envainó su espada (aunque es de suponer que desenvainó otra arma algo más lúdica). Renació el amor y regresaron a Esparta.
La versión mítica nos dice
que Príamo no murió a manos de Agamenón sino de Neoptólemo, hijo de Aquiles y
Deidamía. Y que además éste se quedó con Andrómaca, viuda de Héctor, con la que
tuvo tres hijos, ya que no consiguió huir como casi todas las troyanas que se
convirtieron en esclavas.
En definitiva: una película “libremente inspirada” en la Ilíada (quizás excesivamente para los gustos puristas), pero con una puesta en
escena vigorosa, y, hasta cierto punto, realista.
Sí tiene algo del “espíritu” homérico aunque no pueda profundizar tanto como lo hace éste autor (o autores, un tema complejo) en la historia y en los personajes. ¡Para ello haría falta una buena serie y no una película!
Sí tiene algo del “espíritu” homérico aunque no pueda profundizar tanto como lo hace éste autor (o autores, un tema complejo) en la historia y en los personajes. ¡Para ello haría falta una buena serie y no una película!
Petersen
se inspiró en la Ilíada, pero Homero, recogiendo tradiciones y relatos ¿se
inspiró en leyendas o hay algo de verdadera historia en sus cantos?
Los
antiguos estaban convencidos que lo que se contaba en sus miles de versos eran
hechos y personajes reales.
Pocas voces discordantes hubo a este respecto
hasta la llegada del cristianismo que tuvo especial interés en negar esas
historias paganas.
Hay que esperar hasta el siglo XIX para que un enamorado de la obra de Homero, Heinrich Schleimann, empezase a desentrañar este misterio.
Hay que esperar hasta el siglo XIX para que un enamorado de la obra de Homero, Heinrich Schleimann, empezase a desentrañar este misterio.
(continuará)
(Revisado a 13-01-19)
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Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y
una contribución a la difusión de obras dignas de
reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a
sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico
directo ni indirecto.
Autor: Javier Nebot, Abril 2014.(Revisado a 13-01-19)
Javi.
ResponderEliminarUn trabajo muy meritorio el que realizas a diario en este tablón cultural. Es una forma de que los torpes empecemos a culturizarnos un poco.
Gracias por tu aportación.
Me sirve.
Muchas gracias. Tus palabras me animan a seguir escribiendo. Entiendo que la imagen es el lenguaje "global" en estos tiempos....pero el escribir y el leer son herramientas todavía imprescindibles!!! ¡Confió en que lo que vaya añadiendo no te decepcione!!.
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