jueves, 19 de mayo de 2022

Micro-desahogos (17): A vueltas con la incomunicación. 4 claves.

 Como bien saben quiénes tienen la amabilidad de leer esta sección del blog, uno de los temas que más me preocupa es el de la incomunicación

Vivimos inmersos en una verdadera sobredosis de mensajes de todo tipo; mensajes que nos llegan, además, por todos los medios posibles pero, a pesar de ello o precisamente por ello, se hace muy difícil el escuchar y el ser escuchado. 

Resulta una paradoja llamativa de estos tiempos el que por exceso de parloteo, ruido al fin y al cabo, muchos acabemos por pensar que la verdadera comunicación es algo imposible...salvo que, en un futuro lejano e improbable, algún genio descubra un gen dormido o alguna extraordinaria mutación que haga posible la telepatía o algo similar. Sería una cualidad maravillosa que nos ahorraría estériles esgrimas verbales, manipulaciones sinfín y enfrentamientos varios (siempre cansinos y desagradables).

Desde luego, hay infinidad de escritos de todo tipo sobre la comunicación (¿sobre qué no hay "infinidad de escritos" en estos tiempos internáuticos?). 

Al igual que con las "inteligencias", los expertos (ese colectivo maravilloso, pero siempre vaporoso y fantasmal al que se reviste de una aureola de sabiduría última e incuestionable, cuasi divina) han desarrollado innumerables tesis sobre los distintos tipos de comunicación, sobre sus características y sobre todas las habilidades necesarias para potenciarlas. 

Esfuerzos muchos de ellos realmente loables aunque, en vista de las dificultades comunicativas que vemos constantemente en los más diversos foros y situaciones, no parece que tan esforzadas propuestas hayan calado demasiado en los ciudadanos de a pie, siempre zarandeados por los medios de (in) comunicación y manipulación masiva, y todavía mucho menos parecen haberlo hecho en esa especie tan peculiar conocida comúnmente como "políticos". 

Sobre ello, como bien saben, ya he tenido oportunidad de desahogarme en esta misma sección en anteriores ocasiones:

Ocio Inteligente: para vivir mejor: Micro-desahogos (5): Incomunicación. (ociointeligenteparavivirmejor.blogspot.com)






Con todo y a pesar de tanto desahogo, el asunto da para mil y un cuestionamientos
Confío en que al ir exponiendo -de vez en cuando- reflexiones y vivencias al respecto, éstas me ayuden y ayuden al lector a atisbar posibles soluciones que, con todo, quiero pensar que todavía existen o, al menos, a elaborar adecuadas estrategias comunicativas.

En un próximo post hablaré de mi experiencia -decepcionante, lo adelanto- en una determinada ong que, a pesar de abanderar la escucha, no era capaz de materializarla en su propio voluntariado, pero ahora me gustaría referirme a unas consideraciones muy interesantes y oportunas cara al tema que nos ocupa que hace en su libro "Curación emocional", el tristemente ya fallecido David Servan-Schreiber.


Es un libro muy interesante por diversos motivos, aunque si lo traigo a colación en este post es, sobre todo, por algunos epígrafes concretos, todos ellos pertenecientes al capítulo 12: 
"La comunicación emocional". 
En dichos epígrafes el Dr. Servan-Schreiber habla de distintos tipos de comunicación y se refiere a la ya hoy famosa "comunicación emocional no violenta" (algo realmente aconsejable y deseable). 

El reconocido médico y psiquiatra francés se centra en las investigaciones llevadas a cabo en el Love Lab de la universidad de Seattle, un instituto que se dedicó a analizar la comunicación entre parejas (aunque sus conclusiones podrían valer sin duda a cualquier tipo de relación personal o íntima).

Algunas conclusiones a las que llegaron parecen, a priori, algo asombrosas, aunque no es mi intención cuestionarlas ahora:
 "El primer descubrimiento del profesor Gottan es que la pareja feliz no existe -de hecho, ninguna relación afectiva duradera- sin conflicto crónico. Más bien es al contrario, y las parejas que no tienen tema de discusión crónico deben ir con cuidado. La ausencia de conflicto es señal de una distancia emocional tal que excluye toda verdadera relación". (pág.211).

En cualquier caso, lo que más me interesa señalar en este post son los criterios de incomunicación que menciona y que, solos o en conjunción, son capaces de arruinar cualquier relación. 

"No hay nada que afecte tanto a nuestro cerebro emocional y a nuestro organismo como cuando nos sentimos emocionalmente alejados de aquellos con los que estamos más apegados...una palabra de más, un rictus minúsculo de menosprecio o disgusto basta para provocar una aceleración del ritmo cardíaco en aquellos a quienes está destinado. 
Una indirecta bien colocada y sazonada con un poco de menosprecio, y la frecuencia cardíaca ascenderá brutalmente a más 110 latidos por minuto. El problema radica en que una vez que el cerebro emocional se pone en alerta de esta manera, anula completamente la capacidad del cerebro cognitivo de razonar de manera racional".

 Servan-Schreiber recoge en su libro las cuatro actitudes que, a juicio del Love Lab, destruyen todas las relaciones a su paso "porque activan el cerebro emocional del otro hasta el punto que éste se torna incapaz de responder de otra manera que no sea con maldad o retirándose, como un animal herido" . Estas actitudes son:

-La crítica: Lanzarse a zaherir al otro en vez de exponer con tranquilidad una queja, constatar un malestar o hacer una petición. 
"Una crítica solamente desencadenará resentimiento, mala voluntad o un contraataque violento"
"Todos sabemos exactamente cómo no nos gusta ser tratados. Por el contrario, nos resulta más difícil precisar cómo nos gustaría serlo, aunque podamos sentirnos agradecidos de inmediato hacia alguien que se dirija a nosotros de una manera emocionalmente inteligente".

Hay personas que, por lo visto, no pueden abrir la boca si no es para criticar. 

Son las que ya conocemos familiarmente como "personas tóxicas". 
Las hay de muchos tipos y de muy diferentes niveles de toxicidad...pero en cualquier caso todas dificultan siempre la comunicación cuando no la hacen radicalmente imposible.



-El menosprecio: "El menosprecio se manifiesta efectivamente a través de insultos, desde los más suaves -algunos dirían hipócritas- a los más clásicos y violentos...El sarcasmo puede resultar gracioso en el cine, pero no lo es en la vida cotidiana". 

Ciertamente, hay matices de ironía que si cuentan con la complicidad de los implicados pueden tolerarse sin problemas, pero todo cambia cuando se abusa de forma zafia de la "franqueza" (¡preparen el escudo cuando alguien empieza con el ya clásico "te lo digo desde el cariño, pero sin acritud"!) y peor todavía, claro, cuando se establecen relaciones de poder y sometimiento que siempre implican mostrar desprecio por el otro porque "¿Cómo razonar o hablar tranquilamente cuando el mensaje que se recibe es que sólo inspiramos desagrado"?. 

Ya saben, lindezas del tipo "eres odioso", "eres gilipollas", "eres una verdadera idiota", "das pena", "das nauseas" etc. 
Agresiones en toda regla. No parece existir mucha conciencia del poder petrificador del verbo SER. Cuando alguien cristaliza sus adjetivos con un "eres", mal asunto porque no se deja ninguna posibilidad al cambio.


-El contraataque y la retirada total: "Cuando se es atacado, el cerebro emocional ofrece dos soluciones: lucha o huida ... Ambas están grabadas en nuestros genes a través de millones de años de evolución".
Son, sin duda, reacciones instintivas. 
Reacciones que, aunque nos ayudaron a sobrevivir en un mundo realmente hostil, se pueden volver hoy en día, en demasiadas ocasiones, en nuestra contra. 


Además, el modelo fight o flight perpetúa un estilo comunicativo de enfrentamiento y agresión y
rara vez se llega de esa forma a unas saludables "tablas", más bien todo lo contrario: Se impondrá el más fuerte o el que haya demostrado más habilidad en su ataque y eso implica, necesariamente, un vencido herido "y esa herida no hace más que ahondar la brecha emocional y agravar la dificultad de vivir juntos" (o de mantener cualquier relación).

La opción de la retirada total tampoco es una solución efectiva, al menos a largo plazo. 
El autor de "Curación emocional" considera, en función de los datos del mencionado laboratorio de Seattle, que "la retirada total es una especialidad masculina que tiene el don de exasperar especialmente a las mujeres. Suele indicar la última fase de la desintegración de una relación, se trate de un matrimonio o de una colaboración profesional. Tras semanas o meses de críticas, de ataques y contraataques, uno de los contendientes acaba por abandonar el campo de batalla, en todo caso emocionalmente".

¿Remedios? 
Dos "básicos" aventurados por un acreditado especialista en comunicación no violenta, Marshall Rosenberg :

-Sustituir todo juicio -es decir, toda crítica- por una observación OBJETIVA. "Cuanto más preciso y objetivo sea nuestro mensaje, más posibilidades existen de que lo que decimos sea interpretado por el otro como una tentativa legítima de comunicación en lugar de una crítica potencial".

-Evitar todo juicio respecto del otro para concentrarse por completo en lo que se siente. Es evidente que si uno habla de lo que siente, nadie puede discutirlo...pero hay que ser honesto, y auténtico tanto en la expresión de lo realmente sentido (de la propia vulnerabilidad), como en el esfuerzo por evitar la posible manipulación emocional del otro.





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