lunes, 16 de mayo de 2022

La Edad Media en el cine (10): "Excalibur" (cont.).


-Opinión personal, 99-

Como es bien sabido Excalibur es el nombre de la mitológica espada que Arturo logró arrancar de la piedra en la que estaba inserta después de varias décadas de casi total olvido y después, también, de infructuosos intentos por hacerse con ella por  parte de muy aguerridos y pretenciosos caballeros.

Símbolo fálico por excelencia (el poder que penetra, que consigue pleitesía y que transforma aquello sobre lo que incide), el poseer a Excalibur capacitaba a su propietario para realizar hazañas extraordinarias y materializaba de alguna forma las profecías que atribuían a su portador legítimos derechos para reinar. Derechos que bien se encargaba de remarcar, sin que hubiese posibilidad de duda -gracias a su poder espiritual y mágico-, el mago Merlín

Elementos como el agua, presente en el lago en el que reposa la misteriosa Dama -probablemente, una imagen cristalina de la profundidad del inconsciente-, en el río, en la vida; y en el mar de la eternidad, que Arturo solo intuye antes de morir; el fuego, siempre muy ligado a Merlín y a su magia y a la transformación del entorno, que aparece generalmente en forma de antorcha o en algunos de los momentos clave, y la tierra, sobre la que todo se asienta y por la que siempre se lucha y se muere, se tratan en el film con la profunda carga simbólica que realmente tienen.

Detrás de las Cámaras: Excalibur, rodaje y curiosidades de la mejor película sobre el mito artúrico (rodajesdepeliculas.blogspot.com)


La historia se inicia con el pacto entre Merlín y Uther Pendragon para que éste pueda saciar su infinita lujuria por Igraine, esposa del duque de Cornualles, pasando -al menos- una noche con ella. El precio del revolcón no es como para olvidarlo: el hijo que nazca de esa unión será entregado a Merlín. De esta manera Arturo, hermanastro de Morgana, y futuro dueño de Excalibur, será entregado, nada más nacer, a su legítimo "propietario", para cambiar años después la historia y convertirse en rey de los británicos.
 La espada, símbolo de poder (y, como no, de lealtades juramentadas) lo será también de amistad sincera, después del duelo que mantienen Arturo y Lancelot en su primer encuentro y en el que se pelearán bravamente por el derecho a cruzar un puente (¡un símbolo más -y nada baladí- en una historia repleta de ellos!). Cuando la espada finalmente se rompa algo mucho más importante se habrá fracturado.


La película desarrolla historias circulares o repetitivas. 
Lancelot, sintiéndose culpable por su adulterio con Ginebra, desestabilizará el status quo existente gracias a los caballeros de la Tabla Redonda, destruyendo la unidad del reino de Arturo y provocando la dispersión de sus Caballeros, que se ven obligados a partir en búsqueda de un símbolo de unidad y que solo la pureza e integridad de Perceval conseguirá. 
Merlín volverá a ser intermediario en un amor prohibido e incestuoso, esta vez entre Morgana y Arturo; de ese amor nacerá un hijo, Mordred, que batallará finalmente contra su propio padre, en una tragedia de reminiscencias griegas (y arquetípicas).


Los planteamientos estéticos de Excalibur (1981) sobrepasan, sin duda, los de la ilustración histórica. No hay que buscar en este film rigor o exactitud en la ambientación o en el atrezzo ya que la acción se sitúa en una indeterminada y anacrónica Edad Media, entremezclando en la película características de distintos siglos en un consciente afán de atemporalidad que resulta acorde con el nivel mítico del relato (en cierto sentido similar al mundo creado por Tolkein en El Señor de los anillos: Un mundo cercano en muchos aspectos al nuestro, pero paralelo, contiguo, diferente).


También los juegos de luz y oscuridad, de exaltación y de depresión, marcan colores y materiales. 
La música (sobre todo la de Wagner y Orff) contribuye determinantemente a resaltar el aspecto epopéyico de la historia, aportando todavía más magia a un relato que, aunque situado en los albores de la Edad Media, pretende ser realmente mítico e intemporal.



 Como es lógico, un tema tan apasionante y que ha despertado siempre tanto interés en públicos muy diferentes de los países más diversos, ha recibido bastante atención cinematográfica. 
Para bien y para mal porque, al igual que en la saga de los “robinhoods” que ya hemos comentado en posts anteriores, de todo ha habido en las películas realizadas como tendremos oportunidad de ver
en la siguiente entrada.

Próxima entrada: 5 de junio 2022.

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Texto: Javier Nebot

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