Niels Wilhelm Gade, aunque no muy conocido en nuestro
país, ocupa un lugar fundamental en la historia de la música escandinava del
siglo XIX.
Podemos considerar su figura como esencial tanto
por su producción compositiva como por la influencia institucional que ejerció
en la vida musical danesa, especialmente en Copenhague. En esta ciudad desarrolló una notable actividad
como director, pedagogo y organizador.
Su trayectoria es todo un ejemplo de como un músico periférico dentro del contexto europeo logró vincularse con los grandes centros culturales de su tiempo, especialmente
Leipzig y articular un lenguaje musical en el que confluyeron evidentes elementos
nacionales con las tendencias estéticas propias (y triunfantes) del
Romanticismo alemán.
Gade nació en Copenhague en 1817. Fue hijo de un
fabricante de instrumentos musicales, circunstancia que facilitó mucho el que desde muy temprana
edad se dedicase a la práctica musical. Estudió violín y composición en su
ciudad natal en donde recibió formación de Andreas
Peter Berggreen, pedagogo de gran prestigio y pionero en la revalorización
de la música popular danesa.
Andreas Peter Berggreen - ChoralWiki
Desde sus primeras composiciones, Gade manifestó un interés por integrar melodías y giros de raíz folklórica en estructuras sinfónicas de raigambre clásica. Su “Obertura después de Ossian” (1840) le valió reconocimiento inmediato, obteniendo el premio de la Sociedad Musical de Copenhague. Esta obra no solo fue bien recibida en Dinamarca, sino que atrajo la atención de Felix Mendelssohn en Leipzig, hecho realmente decisivo para la proyección internacional del joven compositor.
(1528) Niels Gade - Overture Echoes of Ossian (Efterklange af Ossian), Op. 1 (1840) - YouTube
En 1843, gracias a una beca real, Gade se trasladó a Leipzig, ciudad que en aquel momento era uno de los principales centros de la vida musical alemana y europea. Allí fue acogido por Mendelssohn, quien lo incorporó como director asistente de la célebre Gewandhaus. La estancia en Leipzig, que se prolongó hasta 1848, constituyó el período más internacional de su carrera y le permitió estrenar varias de sus sinfonías, obras corales y de cámara.
Para los expertos musicales y para los aficionados tesoneros, la impronta de Mendelssohn resulta evidente en el estilo de Gade: claridad formal, riqueza contrapuntística y un lirismo contenido, aunque con un colorido armónico que revela una sensibilidad cercana también a Robert Schumann (de quien también fue amigo). No obstante, Gade mantuvo una voz propia, en la que el recurso a giros modales y a inflexiones melódicas procedentes de la tradición nórdica dotaba a sus obras de un carácter distintivo. Durante estos años estrenó algunas de sus composiciones más relevantes, como la Primera Sinfonía en do menor, op. 5 (1842) y la Segunda Sinfonía en mi mayor, op. 10 (1843), ambas recibidas con entusiasmo por la crítica y el público alemán.
Niels Gade : Symphony No. 1 in C minor 'Paa Sjølunds fagre Sletter' Op. 5 (1842)
Niels Gade – Symphony No.2, in E major
El estallido de la Primera Guerra de Schleswig (1848)
obligó a Gade a regresar a Copenhague. Allí residió de forma definitiva hasta
su muerte en 1890. El compositor asumió un rol central en la vida musical danesa: fue
director de la Sociedad Musical de Copenhague y, a partir de 1850, profesor y
posteriormente director del Conservatorio de Música de la capital.
Niels Gade | Romántico, Sinfonías, Óperas | Britannica
Gade impulsó con gran energía la institucionalización de la música académica en Dinamarca, contribuyendo a la formación de una nueva generación de músicos, entre los que destaca Edvard Grieg, quien estudió con él brevemente antes de desarrollar su propia carrera en Noruega. Bajo su dirección, la vida concertística de Copenhague alcanzó una estabilidad y un prestigio sin precedentes.
La obra de Gade es muy variada y significativa dentro del
repertorio romántico europeo. Compuso ocho sinfonías, todas ellas, tal y como hemos mencionado anteriormente, caracterizadas por un lenguaje equilibrado entre la tradición germánica y las
resonancias nórdicas. Asimismo, cultivó con éxito la música de cámara
(cuartetos, tríos, sonatas para violín y piano), además de numerosas obras
corales, un género en el que alcanzó gran notoriedad en su país. Entre sus
piezas corales sobresalen los oratorios “Comala” (1846) y “Elián”
(1857), que muestran su interés por temas poéticos y legendarios de raíz
escandinava, tratados con un estilo heredero del Romanticismo alemán.
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