Bien decía el rey Henri (sí, el famoso marido de la reina Margot) aquello de : "París bien vale una misa". Una misa y muchas, muchas, visitas.
Si Nueva York, gracias al cine, es parte de nuestro particular imaginario, París no lo es menos.
Entiendo la fascinación de W. Allen, no solo por la ciudad y su contenido sino por muchas de las maravillas que en ella sucedieron.
Somos muchos -estoy seguro- los que soñamos también con tiempos pasados, tiempos que nos gustaría aprehender, revivir, respirar; empaparnos de según que personas y fundirnos en según que ambientes. Un pasado nostálgico, con una magia que resulta difícil encontrar hoy, pero irremediablemente perdido, salvo para el cine.....
Somos muchos -estoy seguro- los que soñamos también con tiempos pasados, tiempos que nos gustaría aprehender, revivir, respirar; empaparnos de según que personas y fundirnos en según que ambientes. Un pasado nostálgico, con una magia que resulta difícil encontrar hoy, pero irremediablemente perdido, salvo para el cine.....
¡Claro que tendremos que esperar a la medianoche!
Entrada revisada a 22-04-2020
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