Animado por sus profesores, marchó a Alemania para completar su formación: primero a Leipzig, donde estudió con Carl Reinecke y Friedrich Kiel, y luego a Berlín.
REINECKE – HISTORIA DE LA SINFONIA
Friedrich Kiel - Wikipedia, la enciclopedia libre
Allí absorbió la herencia de Mendelssohn,
Schumann y Brahms, y sobre todo el rigor técnico de la escuela germánica. Este
contacto marcaría para siempre su estilo: una mezcla de disciplina
contrapuntística y claridad formal con un lirismo melódico inequívocamente
británico.
En 1873, con apenas 21 años, regresó a Cambridge convertido en un músico erudito y seguro de sí mismo. En 1874 fue nombrado organista del Trinity College, y poco después dirigió el Cambridge University Musical Society, desde donde emprendió una labor fundamental de renovación: introdujo en Inglaterra las sinfonías de Brahms y Schumann, obras corales de Bach y oratorios de Händel poco conocidos. Su entusiasmo contagió a toda una generación de jóvenes músicos.
A los treinta años ya era una figura central en la vida musical británica.
En 1883 fue designado profesor de composición en el Royal College of Music, donde sus alumnos formarían el núcleo del llamado “renacimiento musical inglés” de finales del siglo XIX y principios del XX.
Entre ellos se contaban Gustav Holst,
Interactivo: Gustav Holst, universal - RTVE.es
Ralph Vaughan Williams,
Ralph Vaughan Williams: 150 años - Scherzo
Herbert Howells,
Herbert Howells - Wikipedia, la enciclopedia libre
Frank Bridge,
Frank Bridge - Wikipedia, la enciclopedia libre
y John Ireland,
John Ireland (compositor) - Wikipedia, la enciclopedia libre
nombres que, cada uno a su manera, transformarían la música británica del siglo XX.
Sir Charles Villiers Stanford | Compositor, obras e influencia | Britannica
Stanford fue un maestro exigente, de temperamento algo
altivo y convicciones firmes. Sus alumnos lo recordaban como un hombre de genio
impaciente, de lengua afilada y de una fe casi religiosa en la forma clásica.
Admiraba mucho a Brahms y despreciaba las extravagancias wagnerianas o debussianas. Claro que esa fidelidad a ultranza a los principios académicos le granjeó tanto respeto como
aislamiento en sus últimos años, ya que, inevitablemente, las nuevas corrientes estéticas
empezaron a apartarse de su clasicismo.
Su producción como compositor es inmensa y variada.
En el terreno sinfónico escribió siete sinfonías, entre las que destacan la Tercera (“Irish”), impregnada de melodías populares de su tierra natal,
Charles Villiers Stanford - Symphony No. 3 "Irish", Op. 28 (1887)
y la Quinta (“L’Allegro ed il Pensieroso”), de carácter más filosófico.
Symphony No. 5 in D Major, Op. 56, "L'Allegro ed il Pensieroso": I. Allegro moderato
Charles Villiers Stanford : Irish Rhapsody No. 5 in G minor for orchestra Op. 147 (1917)
También compuso varios conciertos para piano, violín y violonchelo,
obras corales, óperas y música de cámara de alta calidad.
Charles Villiers Stanford - Piano Concerto No. 1 in G Major, Op. 59
Piano Concerto No. 3 in E-Flat Major, Op. 171: III. Allegro
Sin embargo, su fama duradera proviene de su música coral y litúrgica, especialmente las obras escritas para la Iglesia Anglicana.
Sus Servicios en Si bemol, en Sol y en La mayor, los motetes
a capella y los himnos se convirtieron en parte esencial del
repertorio coral británico, y aún hoy se interpretan con frecuencia en
catedrales y colegios ingleses. Stanford logró en ellos una rara combinación de
solemnidad y calidez, un equilibrio entre la sobriedad protestante y la emoción
romántica.
Stanford 3 Motets, Op. 38 - University of Louisville Collegiate Chorale
Stabat Mater Charles Villiers Stanford
Sanctus in E-flat and Benedictus in B-flat -- Charles Villiers Stanford
"Nunc dimittis in G" Charles Villiers Stanford | St Paul's Cathedral Choir (Andrew Carwood)
Stanford: Requiem, Op. 63: Ia. Introit. Requiem aeternam –
Stanford: Requiem, Op. 63: IIIb. In memoria aeterna
Stanford: Requiem, Op. 63: IVf. Rex tremendae maiestatis –
Su relación con Irlanda fue más bien ambivalente. Aunque nació en Dublín y conservó un orgullo irlandés, su carrera se desarrolló casi íntegramente en Inglaterra, y muchos compatriotas lo vieron como un hombre asimilado al establishment británico. Aun así, nunca dejó de incorporar melodías y giros del folclore irlandés en sus obras, como se percibe en sus Rapsodias irlandesas (1902–1922), una serie de espléndidos frescos orquestales inspirados en las canciones tradicionales de su país natal.
Charles Villiers Stanford : Irish Rhapsody No. 4 in A minor for orchestra Op. 141 (1913)
A lo largo de su vida, Stanford gozó de honores y distinciones: fue nombrado caballero en 1902, recibió doctorados honoris causa y ocupó puestos de gran prestigio. Pero en los últimos años, el avance de las nuevas generaciones —Elgar, Delius, Holst, Vaughan Williams— lo relegó a un segundo plano.
Su estilo, considerado académico por algunos críticos, quedó
ensombrecido por el auge del impresionismo y del nacionalismo modernista.
Pese a ello, siguió componiendo con disciplina hasta el final, convencido de la nobleza del arte musical. Falleció el 29 de marzo de 1924 en Londres, dejando tras de sí una obra monumental y una huella indeleble como pedagogo y reformador. Fue enterrado en el cementerio de Westminster, muy cerca de Purcell, Händel y otros grandes músicos británicos: un reconocimiento silencioso a quien había reconstruido los cimientos de la tradición musical inglesa.
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