miércoles, 15 de julio de 2015

Opinión personal (40): El Eneagrama: Eneatipo V. (8º de 13).

Eneatipo V

ENEATIPO V: “Avaricia y desapego patológico” para Naranjo; “El investigador” para Riso/Hudson; “El observador” para Pangrazzi y Helen Palmer; “El sabio” para M.Goldberg; “Carácter avaro” para Durán y Catalán;
El Cinco se blinda; opta por retraerse en sí mismo tanto para protegerse del exterior como para satisfacer sus propias necesidades de la manera más autónoma posible. Helen Palmer dice que su ego es como un “castillo” y sin duda es una metáfora que refleja bien el ser y sentir de este carácter.
Naranjo (2008) identifica como rasgo propio de la avaricia la retención: el avaricioso no sólo desea bienes, quiere retenerlos. Pero antes de analizar este aspecto clave quisiera dar las pinceladas positivas del Cinco porque este eneatipo no es la encarnación del codicioso Gollum de “El señor de los anillos” es, sobre todo, un gran amante de su propia libertad, un espíritu libre, al que lo agobia sobremanera sentirse controlado o tener que depender de alguien. Requiere sus espacios y necesita que se respete su intimidad, su tiempo, y siempre optará por mantener cierta distancia con los demás, aunque el precio pueda ser aislarse o tener la necesidad de encerrarse en su “castillo”. Una vez seguro en su terreno el Cinco disfruta observando y aprendiendo. Su “codicia” de sabiduría parece insaciable y muchos Cincos acaban convirtiéndose en expertos en aquellas materias que les han despertado interés.
Como bien señalan Riso y Hudson (2011) los Cinco, en su mejor estado, “son intrépidos descubridores y exploradores, capaces de aprehender el mundo mientras penetran en él con profundidad” (p.129). 
complejos eneagrama
Un Cinco te puede deslumbrar por su capacidad intelectual y por el despliegue de sus conocimientos (¡claro que eso puede resultar molesto para muchos que, probablemente, se sentirán un poco disminuidos ante tal exhibición!).
A pesar de su trato aparentemente distante (marcan mucho las distancias) los Cinco son individuos apasionados, sobre todo por las ideas y los conceptos, pero también con aquellas personas que sienten cercanas (y no invasivas). Suelen mostrarse perceptivos, objetivos, también hipersensibles. Riso y Hudson (2011) también, mencionan como características del Cinco medio su capacidad para refugiarse en su propio mundo interior y eso puede llevarles a “pasar mucho tiempo dedicados a unos pocos intereses clave mientras que otras áreas de su vida son descuidadas. Cada vez más apartados, conforme se entregan más a ideas complicadas o mundos imaginarios. Pueden llegar a ser agresivos como mecanismo de defensa si se ven involucrados emocionalmente o abrumados” (p. 130).
Durán y Catalán (2010) en su análisis siguen los criterios de Naranjo y describen este eneatipo desde las pautas de su pasión fundamental, la avaricia. : “La avaricia se manifiesta como una actitud emocional de retención, de contención, que se complementa con una excesiva facilidad para resignarse y abandonar, para retirarse ante cualquier dificultad. Les resulta fascinante observar la vida, pero terrorífico participar en ella"
(p.206).

Desde mi punto de vista los Cinco son realmente tímidos y reservados pero lo de “terrorífico” me parece un adjetivo excesivo salvo, quizás, para los extremos más insanos de este eneatipo aunque reconozco que sí parece ser habitual en ellos una cierta tacañería” expresiva propia de su fijación que les hace “replegarse”.
Esa actitud de reserva y contención, de timidez e introversión, se generó en situaciones familiares en las que la figura de uno de los progenitores estuvo ausente o desfigurada o en las que los padres eran demasiado asfixiantes o entrometidos, por lo que el niño necesitó encontrar aislamiento para poder sobrevivir creándose un mundo propio y cerrado a los “invasores”. Naranjo (2008) señala este mismo matiz con una polarización en la figura de la madre: “Otro elemento que se encuentra a menudo en la infancia del eneatipo V es el de una madre “devoradora”, invasiva, o excesivamente manipuladora. Con una madre semejante, el niño protege su vida interior a base de retraerse y aprende así a ser reservado” (p. 9)
En un contexto semejante, como señala Pangrazzi (2007), el “lema” de este eneatipo sería: “Sólo estaré bien si soy sabio” (p. 86).
Naranjo (2008) establece también ciertas analogías entre el eneatipo I y el V. Las reseño porque me parecen clarificadoras en el sentido de que, actitudes aparentemente similares, tienen orígenes diferentes y matices también diferenciadores en su expresión (en el eneagrama la sutileza de los matices es clave para la determinación de los rasgos). “La contención y autocontrol de la avaricia no son diferentes a los del tipo iracundo, pero van acompañados de un estancamiento al agarrarse sin abrirse al futuro que puede surgir”, y ,“puede afirmarse que el avaricioso es internamente perfeccionista más que crítico con el mundo externo, pero, fundamentalmente, la diferencia entre los eneatipos estriba en la extroversión activa del Uno y la introversión del Cinco (la introversión de un eneatipo pensante que evita la acción)” (p. 69).
Como en los demás eneatipos Naranjo (2008) ofrece diversos antecedentes dentro de toda la literatura científica (p.70 a 86). Relaciona las consideraciones de Schneider (sensible: “sujetos que tienen incrementada su capacidad de recibir impresiones en todo tipo de experiencias, sin la correspondiente capacidad de expresarlas”); Freud (carácter anal); Krestschmer (esquizotímico: individuo que se caracteriza por una exagerada vulnerabilidad y por un distanciamiento de sus sentimientos, en exceso finos y vulnerables, con lo que busca protegerse a sí mismo); Sheldon; Karen Horney etc.
El DSM IV lo identifica como “desorden esquizoide de la personalidad”. Transmito las características del mismo reseñadas a través de Claudio Naranjo (2008) (p. 80) :
A) Frialdad y distancia emocionales. Ausencia de sentimientos cálidos y tiernos hacia los demás; B) Indiferencia frente a la alabanza y la crítica; C) Amistad intima con no más de una o dos personas incluyendo a los miembros de su familia; D) Ausencia de excentricidades en su discurso, conducta o pensamiento.


Sin duda existe miedo en la actitud del Cinco; miedo a ser engullido por los demás y,
 como bien dicen Riso y Hudson, en su aspecto insano pueden adoptar actitudes defensivas que les vuelven cada vez más desconfiados y solitarios.
Entre los descriptores que encuentro en todos los autores consultados puedo citar como identificativos del Cinco los siguientes (opto por mezclar aspectos “positivos” y “negativos” aunque pienso, como Böschemeyer, que el adjetivo solo tiene un determinado valor según el contexto concreto): Reflexivos, intelectuales, pedantes, sensibles, solitarios, inasequibles, introvertidos, independientes, ahorrativos, distantes, sabios, reservados, iluminados, ascéticos.
Aunque ya me he referido a ello, quisiera hacer de nuevo hincapié en la particular capacidad de este eneatipo para orientarse hacia el conocimiento ya que me parece una facultad relevante y clave en el Cinco. También hemos hecho antes varias alusiones a su atracción por todo lo que sea “acumular” saberes pero, sin duda, podríamos considerar a este eneatipo como el prototipo del “intelectual”. Desde luego no se trata de reconocerles un “monopolio” al respecto, sino de resaltar una orientación predominantemente basada en la obtención de conocimientos, aspecto que les hacen sentirse seguros. Como dice Naranjo (2008) se da en algunos de ellos “la sustitución del vivir por el leer” (p.90). La tendencia a acumular datos e información afianza su seguridad. Es constitutiva de la manera de “ver” la realidad aunque lastra en ocasiones el paso a la acción, terreno en el que no se sienten tan seguros.
Me parece paradigmática la anécdota que menciona Goldberg (2002). Cuenta que una vez preguntaron al filósofo Bertrand Russell, que era Cinco: “Lord Russell, con toda la inteligencia que tiene usted, ¿no estaría dispuesto a renunciar a una onza de inteligencia a cambio de una onza de amor?” Russell respondió: “Ah, no. Es que amo la inteligencia” (p. 176)


-Dirección de “desintegración”: el VII. Cuando el Cinco se ve superado por las circunstancias pierde su capacidad de controlarse y su mente, tradicionalmente ordenada, se vuelve dispersa y menos reflexiva; adquiere, por lo tanto, características propias del Siete medio. Pueden intentar buscar relaciones o entretenimientos de forma compulsiva y arbitraria, pero con esa impulsividad obtienen generalmente lo contrario de lo buscan, ya que se adentran de forma confusa en un terreno que no dominan. Cómo bien señalan Riso y Hudson (2011): “Los Cinco insanos pueden llegar a aislarse totalmente y convertirse en personas incapaces de comportarse de forma efectiva en su entorno; cuando los Cinco van al Siete, se vuelven aún más impulsivos y actúan de forma errática e histérica. Pensar demasiado les ha traído problemas, por eso dejan de pensar y actúan de forma compulsiva” (p. 132).
-Dirección de “integración”: el VIII. Tanto al Cinco como al Ocho les interesa el poder, controlar: los primeros ejerciendo el control sobre sí mismos, los segundos sobre todo aquello que les rodea. El Cinco se desarrolla cuando, de forma controlada, se compromete a relacionarse con la gente sin miedo, dispuesto a interactuar, intercambiando ideas, visiones, y buscando puntos de encuentro. De esta forma deja de sentirse aislado y comienza a sentirse más seguro. “Esto les da a los Cinco fuerzas para utilizar su sabiduría compasivamente para el bien del mundo” (Riso y Hudson, 2011. p. 132).
-Consejos para el Cinco: Entre las pautas de desarrollo que indica Helen Palmer (2007) para los Cinco, señalo como más relevantes las siguientes:
-“Darse cuenta del deseo de retirarse cuando los demás buscan una respuesta.
-Notar cuándo las emociones son reemplazadas por el análisis o cuándo las composiciones mentales sustituyen a las experiencias.
-Reconocer que el acceso a los sentimientos no siempre significa ser herido.
-Notar lo fácil que es rendirse. “Traté una vez y no funcionó”.
-Aprender a tolerar los sucesos espontáneos. Arriesgarse, comunicarse, activar los sueños personales.
-Reconocer las intensas necesidades de control del espacio personal y el control del tiempo en compañía de los amigos íntimos.
-Cuestionar el estilo de vida minimalista.” (p.187).
-continuará-
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Texto: Javier Nebot

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