Hoy, 24 de julio, es el aniversario de uno de los descubrimientos arqueológicos más sonados de principios del siglo XX: Machu-Picchu fue descubierta gracias al empecinamiento de Hiram Bingham (1875-1956) y su equipo.
Lógicamente, a pesar de que en aquellos años la abundancia de descubrimientos arqueológicos era realmente inusitada, el hallazgo de la "ciudad perdida" -literalmente engullida por la naturaleza- no pasó en absoluto desapercibido y enseguida cautivó la imaginación de todos los interesados en los hallazgos arqueológicos y, también, la del púbico en general.
Unos y otros, gracias a las extraordinarias fotografías publicadas en 1913 por la revista National Geographic Magazine, pudieron ser partícipes de la peculiar belleza de las ruinas incas y del impresionante paraje donde se ubicaba (el volumen XXIV, cuarto número; en él, esta revista mostró a sus seguidores 244 fotografías y aportó muchísima información adjunta lo que constituyó un verdadero hito en el periodismo de este tipo).
Desde entonces- y hasta prácticamente hoy en día- Machu Picchu se convirtió en el destino de curiosos de todo el planeta y en uno de los motores esenciales del turismo peruano.
Se podría decir que el expedicionario hawaiano Hiram Bingham fue como una versión en carne y hueso del popular arqueólogo cinematográfico Indiana Jones (o más bien que los creadores de Indiana se inspiraron en figuras como las de él).
Cuando llegó a Perú, con el apoyo de la Universidad de Yale, lo hizo con el deseo de cumplir cuatro objetivos y... ¡consiguió culminar los cuatro!:
Explorar los recursos naturales del valle de Vilcabamba, ascender al Coropuna, explorar también las ruinas de Choquequirao e investigar el entorno de la laguna de Piranacochas.
El explorador norteamericano, visitó de paso otros recintos arqueológicos, entre ellos Machu Picchu.
Contó con la ayuda esencial de otro norteamericano que residía en Perú y que era el rector de la Universidad San Antonio Abad de Cuzco.
Se trataba de Albert Anthony Geisecke.
Fue él quien le insistió a Hiram para que explorase el valle del Urubamba; éste le hizo caso y el 24 de julio de 1911 se produjo el descubrimiento de las ruinas de la ciudad.
Aunque se dieron otras reivindicaciones del hallazgo (y también de la culminación de las ascensión al Coropuna), Hiram contó con un excelente as en la manga: aportó fotografías de lo descubierto.
Y, como ya sabemos por el dicho, "una fotografía vale por mil palabras".
Enseguida el National Geographic se sintió atraído por lo impresionante del asunto y, a partir de ahí, se escribieron muchas páginas, páginas que marcaron una nueva forma de hacer y - sobre todo- de comunicar los descubrimientos arqueológicos.
Entrada revisada a 05-09-2023.
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