sábado, 5 de marzo de 2022

Opinión personal (93): La Edad Media en el cine (4).

 Juana de Arco (continuación).

En los años noventa la santa doncella de Orleans siguió inspirando películas:

-1994. Juana de Arco I/ Las batallas + Juana de Arco II/ Las prisiones

Ambas dirigidas por el director francés Jacques Rivette. Sandrine Bonnaire fue la protagonista en esta ocasión y hay que reseñar un detalle importante: la banda sonora estuvo a cargo del siempre genial Jordi Savall.

Juana de Arco I - Las batallas (1994) - FilmAffinity

Juana de Arco II - Las prisiones (1994) - FilmAffinity






-1999. Juana de Arco (mini serie de TV). 
Dirigida por Christian Duguay y protagonizada por Leelee Sobieski.






-1999. Juana de Arco.
 Film dirigido por Luc Besson. Esta versión tuvo un gran éxito de público y, por tener un tratamiento más impactante de la vida de Juana, profundizaremos un poco más adelante en ella. Fue protagonizada por una actriz de poderosa presencia: Milla Jovovich.



Mucho más recientemente también se ha abordado a esta mujer icónica. 
Así, en 2017 Bruno Dumont dirigió Jeannette, la infancia de Juana de Arco, un musical muy particular, por decirlo de alguna maneracon la actriz Aline Charles como protagonista.




En 2019,  Bruno Dumont continuó su proyecto fílmico y rodó Jeanne, Juana de Arco, continuación de la anterior, protagonizada en esta ocasión por Lise Leplat Prudhomme.




Pero para terminar este acercamiento a la imagen de Juana de Arco en el cine me centraré, tal y como he comentado un poco más arriba, en la película de Luc Besson (1999).


 Este director francés, que acababa de tener un gran éxito con su película “El quinto elemento” (1997), quiso abordar la imagen y la historia de Juana de Arco desde una perspectiva más moderna y actualizada, especialmente desde el punto de vista estético/cinematográfico. 
Consiguió darle a la historia una gran espectacularidad (cualidad imprescindible, por lo que parece, en la cinematografía triunfante y en boga hoy en día) aunque, al menos desde mi punto de vista, lo que no consiguió fue transmitir las motivaciones últimas (siempre sutiles y complejas) que movieron a la doncella francesa a comportarse tal y como lo hizo y que, me temo, serán –por mucho que se investigue- siempre inaprensibles, debido a la enorme distancia temporal que nos separa de los hechos y al abismo ideológico existente entre esa época y la nuestra. Besson, con todo, procura indagar en la personalidad de Juana, lo cual se agradece.


Ofrece pistas (algunas inventadas – ¡licencias creativas!- como la muerte de su hermana a mano de mercenarios ingleses) para que el espectador logré hilvanar ciertos nexos entre los hechos de su pasado y su posterior comportamiento, pero no me parece que arroje especial luz sobre una personalidad tan compleja como la de Juana que, por decirlo de alguna manera, es bastante probable que hoy en día seria catalogada como "poseída" por alguno de los síndromes o trastornos de los muchos que se describen en el DSM-V.


Desde luego, querer ver en sus acciones la “mano de Dios” o la obcecación mental de una chavala enajenada queda al juicio de cada uno de los espectadores (aunque me temo que nuestra actual visión hace dos siglos que quedó desencantada) (1). 
De todas formas, no podemos olvidar que, en determinados contextos, las locuras movilizan a las masas, como bien se encarga de mostrarnos el director francés (y como podemos observar en nuestros tiempos de ideologías emocionales y extremas). 
Besson, con todo, juega bien sus cartas porque no simplifica y nos muestra un personaje que en muchos momentos es incapaz de comprenderse a sí mismo pero que, a pesar de ello, se siente predeterminado para llevar a cabo “su” misión. 
Muy probablemente –como también se ha intentado mostrar en otras versiones anteriores- todo parece indicar que realmente fue así para Juana: dudas dolorosas, enormes dosis de fe ciega y fuertes crisis emocionales. 


Desde un punto de vista histórico hay –cómo no- algunos anacronismos hasta cierto punto esperables. Hoy parece casi impensable no identificarse con una determinada nacionalidad: los ingleses son ingleses y los franceses, franceses, pero en la época de la Guerra de los Cien Años esa “realidad” estaba lejos se ser intocable y pétrea como parece insinuar la película. 
Se trataba de un enfrentamiento de profundas raíces feudales y las lealtades eran todavía más personales que territoriales (aunque ya puede considerase una época bisagra entre las lealtades antiguas y nuevas). 
Las pretensiones del rey de Inglaterra al trono francés tenían su razón de ser y no eran una mera acción de conquista “a la brava”, aunque muchos franceses lo viviesen así (2)


En cualquier caso, esta versión de la historia de Juana de Arco se deja ver con agrado tanto por su excelente ambientación como por las buenas interpretaciones de todo el reparto. 
El ritmo del film es vibrante, acorde a las nuevas tendencias. Además, el director procura hacernos ver interesantes polaridades, diferenciando entre los momentos de acción, bélicos, rodados en exteriores y aquellos otros más íntimos y psicológicos que fueron filmados en interiores; consigue con ello, entre otras cosas, reflejar bien las complejidades de la época y las de muchos de sus personajes.

En la próxima entrada nos centraremos en un héroe de ficción y de gran éxito en las pantallas cinematográficas: Robin Hood.

Notas:
1) La visión actual de la realidad y, con ella, del pasado histórico y también de nuestra proyección de futuro, está teñida de desencanto. Herederos curtidos (y a veces simplones) del pensamiento ilustrado nos cuesta ponernos en situación (por no decir que muchas veces simplemente nos negamos a ello) e imaginar otras formas de entender la vida, las relaciones sociales y el contexto espiritual/cultural de otras épocas u otras culturas (a pesar de tanta loa a la diversidad). Personalidades como Max Weber, C. G. Jung y muchos intelectuales de la conocida como Escuela de Eranos han insistido en esta “limitación” de enfoque y en los males que, aunque no los queramos ver, conlleva esa visión vital desencantada y que se traducen en una sociedad muy neurótica, zafiamente consumista y limitada en muchas de sus aspiraciones humanas.
2). Sobre la Guerra de los Cien Años: 


Entradas anteriores.:



Próxima entrada: 15 de marzo-2022

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Texto: Javier Nebot

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