Actividades culturales que para mí otorgan al ocio un plus de interés. Arte, música, cine, fotografía…también algunos artículos y reflexiones. Todo ello con un particular afán de contribuir a la difusión cultural en todos los ámbitos. Una de las secciones, "La obra provocadora", es para adultos.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Música Barroca (35): Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Le Devin du Village (intermède, 1752)
lunes, 28 de diciembre de 2020
Micro-desahogos (14): Impaciencia. "Mi alma tiene prisa".
Hace unos días, en uno de los foros en los que colaboro actualmente, se me pidió (en ese afán pseudo-terapéutico que tanto abunda hoy en día en demasiados ámbitos) que expresase cómo me sentía y que definiese alguna virtud y algún defecto personal. Virtudes, probablemente, pocas. Defectos, sin duda varios, pero señalé como más incordiante -al menos para mí- mi impaciencia.
Llevo cierto tiempo notándome "a la que salta" por estímulos o circunstancias que antaño me eran indiferentes o, incluso, me hacían cierta gracia. Ahora río menos y en mi rictus facial se nota, ciertamente. A veces, esa irritación, que surge de lo más profundo de los higadillos, se traduce en una ingrata ansiedad, especialmente cuando tengo la sensación -penosa- de pérdida de tiempo.
No es que sea demasiado impaciente con personas concretas, no (aunque a veces te tropiezas con alguna a la que con gusto la enviarías de un bufido a las antípodas). Se trata de algo más general que me costaba definir. Y digo "me costaba" porque -casualidad de casualidades- en una clase de literatura en la que participo, la profesora nos presentó, a través de una compañera, un texto, una poesía, de un autor brasileño para mí absolutamente desconocido: Mario Andrade (Sao Paolo, Brasil, 1893-1945).
La lectura de ese poema me impactó porque reflejaba, frase por frase, la mayor parte de los sentimientos que yo experimento cada vez en más ocasiones (lamentablemente) y que se traducen en una ansiedad existencial, en una i-m-p-a-c-i-e-n-c-i-a de muy difícil gestión (aunque, claro, lo reconozco, habrá que aprender a "gestionarla", -palabrita empresarial que se ha instalado en la psicología-) .
El poema se titula "Mi alma tiene prisa" y lo transcribo a continuación.
Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para
vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces:
los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió
que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde
se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que,
a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces,
para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchos dulces en el paquete.....
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas....
Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Si....tengo prisa...por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan....
Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.
https://www.fundacionhugozarate.com/mi-alma-tiene-prisa/
No puedo por menos que suscribir todas y cada una de sus palabras.
https://www.escritores.org/biografias/181-mario-de-andrade
https://www.epdlp.com/escritor.php?id=1389
MI ALMA TIENE PRISA, poema de Mario de Andrade - Bing video
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Las fiestas navideñas y Tintín.
El imaginario occidental de las fiestas navideñas incorpora muchas y muy variadas tradiciones, aunque su origen como fiesta de la Natividad es, innegablemente -y aunque se funda con el solsticio de invierno-, la celebración del nacimiento de Jesús.
Todo lo demás, la nieve, el árbol de navidad y sus adornos multicolores, San Nicolás y el intercambio de regalos, Papa Noel y su cohorte de renos, elfos y demás parafernalias, las comilonas en plan dionisiaco, las cabalgatas de los Reyes Magos (y sus variaciones carnavalescas pseudo políticas y "diversas") etc., se fueron incorporando después paulatinamente, siendo en ocasiones -lamentablemente- más motivo de desencuentros que de genuina alegría y de celebración (de descubrimiento íntimo y personal mejor ni hablamos).
El arte, como hemos visto en diversas ocasiones, se ha hecho eco del misterio de la Natividad.
El cine y el cómic, como no podía ser menos, también, aunque centrándose más en los aspectos sociales y lúdicos de estas fechas que en el hecho central que las justifican.
Hoy, sin duda, el Dios Consumo recibe todas las pleitesías de fieles devotos y entregados, pero -quiero pensarlo así- también queda en muchos de nosotros esa parte infantil de nuestra psique que revive esos recuerdos de antaño en los que, fascinados, fuimos capaces de atisbar cierta magia y el encantamiento de estas fiestas. Tintín, con su ingenuidad, nos recuerda la parte amable de los festejos navideños.
martes, 22 de diciembre de 2020
Lugares (58): Tour por Gran Bretaña- Cambridge (1).
Una ciudad, al igual que Oxford, esencial y clave en el imaginario de los que asociamos felicidad con cultura. Sede de una famosísima universidad, Cambridge bien merece una visita detenida y atenta. Ofrece, además, la posibilidad de actividades diversas: paseos buscando referencias cinematográficas o televisivas (o disfrutando sin más de la belleza de sus arquitecturas de estilo tudor y jacobea), navegar por el río Cam -en una especie de góndolas dirigidas por aguerridos estudiantes-, besarse bajo la réplica de del Puente de los Suspiros de Venecia..... y, claro, visitar monumentos y museos. Magnífico por cierto, como veremos en el próximo post, el Museo Fitzwilliam (que, además -para los impacientes-, se puede visitar cómodamente en una mañana o una tarde si es que se va con prisa) .
Desde Londres se puede llegar a Cambridge en tren. La Cambridge Railway Station está muy cerca del centro de la ciudad, se tarda tan solo entre cinco a diez minutos en llegar al Cambridge University Botanic Garden, y allí se puede disfrutar de sus extensos jardines (varias hectáreas), visitar sus invernaderos y "hacer boca" para el resto de la visita.
Welcome to Cambridge Botanic Garden - Find Out More
Events Archive - Cambridge Botanic Garden
Si disfruta con los jardines tiene muy cerca, también, el Sheep´s green.
Sheep's Green - Cambridge City Council
Al salir de allí puede hacerlo cruzando el Mathematical Bridge. Este puente fue construido -según cuenta la leyenda- por el mismísimo Isaac Newton (puede ver su foto al inicio de este post.) y, también, por lo que se cuenta, se construyó sin tuercas ni tornillos.
Mathematical Bridge - Wikipedia