El objetivo principal de la visita fue conocer un poco más la Catedral del Salvador, monumento nacional desde 1931.
La Catedral de Santo Domingo de la Calzada es uno de los monumentos más
importantes y emblemáticos de La Rioja, España.
Se encuentra, como hemos mencionado un poco más arriba, en la localidad de Santo
Domingo de la Calzada. Este
edificio no solo es un hito religioso, sino también histórico y cultural.
La construcción de la catedral comenzó en el siglo XII, en torno al año 1158, durante el
auge del Camino de Santiago.
Se levantó sobre la tumba de Santo Domingo de la
Calzada, un ermitaño que dedicó buena parte de su vida a facilitar el paso de los peregrinos en esta
parte del camino.
A lo largo de los siglos, la catedral ha sido objeto de numerosas
ampliaciones y reformas, lo que explica la mezcla de estilos arquitectónicos que se
pueden observar en su estructura. En este sentido la Catedral de Santo Domingo de la Calzada es un excelente ejemplo de la evolución
del arte y la arquitectura a lo largo de los siglos:
Románico: La catedral original fue construida en estilo románico, del cual
quedan algunos restos en la cripta y en parte de la estructura interna.
Gótico: La mayoría de la catedral actual es de estilo gótico, resultado de
ampliaciones durante los siglos XIV y XV. Las bóvedas de crucería y las
ventanas ojivales son características de este estilo.
Renacimiento y Barroco: En el siglo XVI se añadieron elementos
renacentistas, como el claustro y la sacristía. La torre, que se construyó entre
1762 y 1767, es de estilo barroco, y se encuentra separada del cuerpo principal
de la catedral, lo que es relativamente inusual.
El interior de la catedral resulta bastante impresionante y alberga varias obras de arte religioso de
gran valor, entre las que se pueden señalar:
Altar Mayor: El retablo mayor es una obra maestra del Renacimiento español,
realizado en madera policromada.
Tumba de Santo Domingo: La tumba del santo se encuentra en la cripta, y es
uno de los puntos más importantes de la catedral. Los peregrinos que recorren el
Camino de Santiago suelen detenerse aquí para rendir homenaje.
El Gallinero: Uno de los elementos más singulares de la catedral es el gallinero,
ubicado en una de las capillas laterales. Este contiene un gallo y una gallina
vivos, que recuerdan el famoso milagro de Santo Domingo.
Se trata de una de las leyendas más conocidas asociadas a la catedral. Según la
tradición, un joven peregrino fue acusado injustamente de robo y condenado a la horca.
Milagrosamente, Santo Domingo intervino y el joven fue salvado. Sus padres, al ir a
comprobar si realmente estaba vivo, encontraron que el gallo y la gallina que estaban
asados en la mesa del juez cobraron vida para testimoniar la inocencia del joven. Historias como esta cimentaban en el pasado la fama y virtud de un Santo.
La catedral ha sido un centro religioso de gran importancia desde su construcción.
Además,
fue declarada Monumento Nacional en 1931, lo que subraya su relevancia histórica y
artística.
"El retablo de la catedral riojana resume la trayectoria profesional de . Nos hallamos ante una gran empresa, menos costosa (tasada en 2.709 ducados) que sus magnos retablos aragoneses por estar realizada en madera y no incluir la policromía, vinculada a la voluntad del obispo que rige la diócesis, don Alonso de Castilla, que ayudó a sufragarla y en ella reitera el escultor el habitual sistema de trabajo. La obra, contratada en noviembre de 1537 y casi concluida en marzo de 1539, se hizo de acuerdo a la traza presentada por el maestro, pero su ejecución material se debió en buena parte a los colaboradores del taller, incluso algunos trabajaron ya como imagineros, así ocurre con Gaspar de Pereda, a quien el maestro paga por unas imágenes. El 7 de marzo de 1539, Forment aprueba la elección del pintor Andrés Melgar para la policromía del retablo; de algún modo el artista casi siempre había estado implicado en la policromía de sus proyectos, contratando en ocasiones él mismo a los pintores. La obra fue terminada por los ayudantes del escultor; se conocen pagos a los imagineros Bernardo Lorente y maestro Cristóbal, y el finiquito lo cobraban sus herederos en 1572. Asentado sobre un zócalo de alabastro, con escenas de la vida de Santo Domingo, este retablo presenta banco, cuerpo monumental, a base de tres calles principales y cuatro entrecalles secundarias, de tres pisos y guardapolvo. En el primero se encuentran temas de la Pasión (Flagelación, Cristo camino del Calvario y Piedad en el centro) y figuras de los Evangelistas en hornacinas aveneradas.
En la calle central se encuentra un grupo escultórico presidido por el Salvador; encima está la Asunción de María y, sobre ella, el expositor. En la calle lateral izquierda se distribuyen escenas de la Anunciación, Adoración de los Pastores y de los Reyes, mientras en la derecha figuran la Presentación del Niño, Resurrección y Pentecostés. Las entrecalles se reservan para el apostolado, dispuesto en imágenes aisladas; profetas y personajes del Antiguo Testamento se reparten en el guardapolvo.
En el vistoso remate, aparecen Adán y Eva en los extremos y la Santa Faz en el centro. A este conjunto escultórico se añaden ángeles y serafines, colocados en el remate, en los entablamentos o descorriendo unas cortinas colocadas delante de las escenas del banco. La exuberancia decorativa del retablo continúa en la mazonería y zócalo, con diversos motivos renacentistas de temática profana: grutescos, tritones, nereidas, centauros, sátiros, etc., completando así el variado y rico programa iconográfico del retablo calceatense. La crítica siempre ha destacado que la estructura de la obra riojana y los modelos figurativos de las esculturas acusan una influencia de la plástica castellana y se aparta del tipo de retablo aragonés, pero consideramos que es una cuestión muy matizable. No negamos que Forment conociera obras castellanas, dado su carácter viajero por motivos de la profesión y su relación con escultores de ese área; sin embargo, hallamos soluciones presentes en retablos anteriores suyos, como el adintelamiento de las casas (retablo de San Miguel de los Navarros) y la disposición de los dos profetas sobre los que se apoya el guardapolvo (retablo mayor de Huesca), si bien aquí se acusa más su función de atlantes".
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